1. La colonia Roanoke
Puede ser uno de los misterios más antiguos: a finales del siglo XVI. Más de 100 colonizadores aparentemente desaparecieron de la isla de Roanoke, parte de lo que hoy es Carolina del Norte. Los colonizadores habían llegado en 1587 bajo la dirección del inglés John White, un amigo de Sir Walter Raleigh, y formaban parte del segundo (aunque algunos dicen que el tercer) intento de asentarse en la zona.
Durante los primeros días de la colonia parecía reinar la alegría (la hija de White dio a luz al primer hijo inglés nacido en el Nuevo Mundo aproximadamente un mes después de haber llegado) y el dolor, al deteriorarse las relaciones con los nativos americanos. Cuando las cosas empezaron a ponerse muy mal, no mucho tiempo después de que la colonia se iniciara, White fue persuadido para regresar a Inglaterra para conseguir refuerzos y suministros.
Por desgracia, las tormentas y una guerra con España retrasaron el regreso de White hasta tres años después de haberse ido. A su regreso a la isla de Roanoke, no encontró rastro alguno de su familia o de los demás colonizadores. Las únicas pistas sobre su paradero parecían ser las letras "CRO", grabadas en un árbol, y la palabra "Croatoan" que estaba grabada en el poste de una valla.
White había dejado instrucciones diciendo que si los colonizadores se mudaban, debían dejar un signo grabado del lugar al que iban y, si estaban en peligro, debían añadir una cruz. White no encontró una cruz, pero sí halló un gran desorden de pertenencias rotas y estropeadas.
Se cree que los colonizadores se habían ido a vivir con la amigable tribu Croatoan, pero el mal tiempo y otros contratiempos le impidieron ir a la isla donde vivía la tribu (hoy llamada Hatteras Island) para comprobarlo. White nunca logró ponerse en contacto con los colonizadores y nada más se supo de ellos.
En la actualidad, algunas personas creen que los colonizadores se integraron en las tribus locales, pero la teoría aún no fue demostrada. En las excavaciones arqueológicas en Hatteras Island se descubrieron artefactos europeos de finales del siglo XVI, pero eso no prueba que los colonizadores se trasladaran ahí, ya que los artículos podrían haber sido adquiridos por medio del comercio o por el saqueo. Investigaciones más recientes apuntan a un sitio llamado Merry Hill en Albemarle Sound.
En agosto, los arqueólogos explicaron que la concentración y fechas de objetos europeos encontrados en el lugar terminaron por convencerlos de que al menos algunos de los colonizadores “perdidos” de Roanoke llegaron allí, pero probablemente fueron menos de una docena.
¿Dónde está el resto? Se dice que el jefe Powhattan le dijo al capitán John Smith, líder de la colonia de Jamestown, que había masacrado a los colonizadores porque estaban viviendo con una tribu que él consideraba hostil, pero los historiadores tienen sus dudas al respecto.
También es posible que algunos o todos los colonizadores hubieran escapado en una de las pequeñas embarcaciones que White dejó y perecieran en el mar (tal vez en un intento de regresar a su patria o de encontrar una nueva).
La tripulación del Mary Celeste
El 5 de noviembre de 1872, el Mary Celeste zarpó del puerto de Nueva York con destino a Génova con un cargamento lleno de alcohol industrial. Casi un mes después se vio a la nave a la deriva a 400 millas al este de las Azores. El capitán del barco que la vio, David Morehouse, notó algo extraño en la forma en que navegaba y envió a su primer oficial y a un pequeño grupo a investigar.
A bordo del Mary Celeste descubrieron una escena desconcertante: un barco con una vela, pero ni un alma a bordo. No había señales de lucha y entre los suministros había alimentos y agua para seis meses. Casi todos los 1701 barriles de alcohol parecían intactos. Pero el bote salvavidas había desaparecido al igual que la mayoría de los papeles del barco y varias herramientas de navegación.
El grupo que lo abordó también encontró dos escotillas abiertas y tres pies de agua en la bodega. Sin embargo, el barco básicamente estaba en buenas condiciones de navegabilidad. La última anotación en el registro del capitán se había hecho 10 días antes.
El primer oficial de Morehouse navegó con el Mary Celeste a Gibraltar y el propio Morehouse reclamó más tarde los derechos de salvamento de la nave. Las sospechas sobre la desaparición de la tripulación inicialmente recayeron en él (¿tal vez había asesinado a la tripulación por los derechos de salvamento?). Pero un tribunal de vicealmirantazgo británico no encontró pruebas de ello.
No obstante, Morehouse recibió un premio relativamente bajo de rescate, tal vez debido a las persistentes sospechas sobre su participación.
Muchos investigadores creen que la tripulación abandonó el barco deliberadamente ya que el bote salvavidas parecía haber sido soltado de forma intencionada y no arrancado por una ola. Algunos barajan la teoría de que cierta cantidad del alcohol industrial (se encontraron más tarde nueve barriles vacíos en la nave) se había filtrado y es posible que se produjera una explosión a causa de los humos, lo que habría asustado a la tripulación.
Puede ser que hubieran dejado el bote salvavidas con la intención de ver la nave desde una distancia segura hasta que los vapores se disiparan y luego haber sido víctimas de una ola, una tormenta u otra catástrofe. Otras teorías en torno a la desaparición de la nave sugieren un motín, la piratería, los fantasmas y un calamar gigante, mientras que las especulaciones más recientes se centran en que una bomba de la nave funcionaba mal.
Sea cual sea la verdad, el misterio no deja de resultar fascinante, y lugar a varias narraciones (y exageraciones), tanto en la literatura como en el cine.
3. Benjamin Bathurst
En 1809, el representante británico en Viena, Benjamin Bathurst, se esfumó. Bueno, casi: después de haber sido llamado a Londres, se registró en el White Swann Inn en la ciudad prusiana de Perleberg, el 25 de noviembre, cenó y se retiró a su habitación. Despidió a sus guardaespaldas alrededor de las 7 u 8 de la noche y poco después fue a ver a su jefe con quien se suponía que debía partir a las 9. Pero cuando sus criados fueron a ver cómo estaba a las 9 de la noche, no estaba.
Por supuesto, las tensiones en el momento aumentaron: las guerras napoleónicas estaban en su apogeo y Bathurst temía que agentes franceses fueran tras él. También parece haberse creído que Napoleón tenía algo contra él, aunque el pequeño cabo debía tener asuntos más importantes.
Pero hay indicios de que Bathhurst, de 25 años de edad, no gozaba de buena salud mental por lo que pudo haber imaginando cosas, o por lo menos exagerarlas, especialmente porque los historiadores dicen que un diplomático de aquel momento no debería haber estado excesivamente preocupado por su vida.
Sin embargo, una mujer que vio a Bathurst beber té el día que desapareció dijo que parecía tan nervioso que no podía beber sin derramar la bebida de su taza.
Unas semanas más tarde, dos ancianas encontraron un par de pantalones de Bathurst que tenían agujeros de bala (pero sin sangre) y una carta de Bathurst a su mujer que decía que temía que nunca volvería a ver Inglaterra. Bathurst también culpaba de su situación al Come d'Entraigues, un noble francés que más tarde resultó ser un doble agente que trabajaba para Napoleón.
Pero los franceses negaron vehemente cualquier intento por acabar con la vida de Bathurst e insistieron en que él se había suicidado. El propio Napoleón incluso le aseguró a la esposa de Bathurst que no tenía nada que ver con el asunto y le permitió ir a la zona del Rin. Una investigación de cuatro meses, llevada a cabo en 1810, no logró encontrar una respuesta concluyente a la desaparición de su marido.
Otras personas sugirieron que a Bathurst lo había asesinado su ayudante de cámara u otra persona que tal vez quería su dinero o la correspondencia diplomática que llevaba. En 1852, el esqueleto de una persona aparentemente asesinada con un fuerte golpe en la parte posterior de la cabeza fue encontrado en el sótano de una casa donde había vivido un hombre que trabajaba en el White Swann Inn, pero cuando el cráneo fue mostrado a la hermana de Bathurst, dijo que para nada se parecía a él.
4. Ambrose Bierce
Cuando tenía setenta años, este sarcástico escritor a veces apodado 'Bitter Bierce' (conocido por su Devil’s Dictionary) comenzó a dar indicios de que estaba cansado de la vida. Le escribió a una amiga diciéndole que estaba "aletargado por la muerte", y a otro: "mi trabajo llegó a su fin, y yo también".
Bierce también le dijo a sus amigos que estaba interesado en la revolución que se llevaba a cabo en México, donde Pancho Villa y otras personas estaban luchando contra el gobierno federal. En una de sus últimas cartas le escribió a un miembro de su familia: "Adiós, si te enteras de que me pusieron de pie contra un muro de piedra mexicano y que me dispararon hasta dejarme como un trapo, por favor piensa que creo que es una buena manera de dejar esta vida. Es mejor que la vejez, la enfermedad o caerse de las escaleras de un sótano. Ser un gringo en México: ¡ah, eso es eutanasia!".
Parece que Bierce cruzó hacia México por la frontera de El Paso y los periodistas que hablaron con él en México informaron de que dijo que iba a incorporarse al ejército de Villa. En su última carta conocida, escrita el 26 de diciembre de 1913 a su secretario, Bierce dijo que estaba con Villa y que salían a la mañana siguiente a Ojinaga.
El ejército de Villa había tomado Ojinaga después de un asedio de 10 días y algunos investigadores piensan que Bierce pudo haber muerto en los combates y que su cuerpo fue quemado más tarde a causa de una epidemia de tifoidea. Pero ninguno de los periodistas estadounidenses que cubrían la batalla menciona la presencia de Bierce.
Sin embargo, existen informes de que un "gringo viejo" fue asesinado en Ojinaga. También se informó de la posible muerte de Bierce en varios puntos durante la Revolución Mexicana. Las leyendas de tortura que rodearon su muerte podrían ser parte de una de sus propias fantasías. Otros piensan que Bierce nunca visitó México sino que fue al Gran Cañón, donde selló su propio destino al matarse con un revolver.
Percy Harrison Fawcett
El soldado, explorador y místico Percy Harrison Fawcett (algunos dicen que en él se inspiraron para crear a Indiana Jones) desapareció en 1925 mientras exploraba la selva amazónica para encontrar una ciudad perdida que llamó simplemente Z.
Fawcett había escuchado historias de una antigua civilización cuyos restos fueron enterrados en la selva, llena de cristales, monumentos misteriosos y torres que emitían un extraño brillo. Después de que las investigaciones preliminares revelaran algunos hallazgos importantes (aunque Fawcett era cauteloso sobre lo que estos era exactamente), el explorador, su hijo Jack y el amigo de la escuela de Jack, Raleigh Rimell, se dirigieron hacia el norte desde la ciudad de Cuiabá, en la base de la meseta Mato Grosso. Más tarde, Fawcett le dijo a sus asistentes brasileños que regresaran y envió una carta a su esposa con ellos diciéndole: “No necesitas tener miedo al fracaso”.
Nada más se supo de Fawcett, Jack o Raleigh. Un suizo llamado Stefan Rattin informó de que se encontró con un hombre blanco viejo que se creía que era Fawcett. Rattin partió otra vez con un par de periodistas y nunca se supo de ellos. Con los años, más de una docena de expediciones fueron en busca de Fawcett, pero ninguna fue capaz de probar lo que le sucedió.
Jimmy Hoffa
El 30 de julio de 1975, el jefe de los Teamsters, Jimmy Hoffa, se suponía que debía reunirse con el mafioso Anthony Provenzano, así como con el mafioso Anthony Giacalone, en el estacionamiento del restaurante Machus Red Fox, en Bloomfield Township, Michigan. En el momento en el que la reunión debía realizarse, Hoffa llamó a su esposa quejándose de que lo habían dejado plantado. Pero a la mañana siguiente no volvió a casa y no se lo volviió a ver .
La policía encontró el coche de Hoffa sin llave en el mismo estacionamiento, pero sin pistas en el interior. Algunos testigos dijeron haber visto a dos hombres charlando con Hoffa en el lugar durante la noche en cuestión, pero Provenzano y Giacalone tenía coartadas irrefutables y dijeron que no habían planeado ninguna reunión. Sin embargo, Hoffa y Provenzano eran enemigos en ese momento (aunque habían sido amigos) y con los años, se creyó que Hoffa había sido asesinado y que la mafia había estado involucrada de alguna manera. Sin embargo, el cómo, por qué y dónde nunca se fueron revelado.
En las décadas siguientes, declararon varias personas que dicen haber jugado un papel en el asesinato de Hoffa, pero ninguna arrojó datos concluyentes. El FBI también llevó a cabo importantes excavaciones después de haber recibido ideas que vinculan varios lugares con la muerte de Hoffa, pero, una vez más, el cuerpo de Hoffa no fue encontrado.
Harry Holt
El 17 de diciembre de 1967, Harold Holt, el entonces primer ministro de Australia, fue a nadar en Cheviot Beach, cerca de Portsea, no lejos de Melbourne, y nunca regresó. Las autoridades montaron una de las mayores operaciones de búsqueda y rescate que el país había visto, pero no encontraron rastro de su cadáver.
Aunque a Holt, de 59 años, le gustaban las actividades al aire libre, era fuerte y estaba en forma, había tenido problemas de salud, incluyendo una lesión en el hombro que algunos decían que le producía terribles dolores. También se había desplomado en el Parlamento a principios de ese año, quizás a causa de una enfermedad del corazón.
Luego está el hecho de que Cheviot Beach era conocida por sus mareas. Sin embargo, la falta de un cuerpo despertó teorías de la conspiración durante décadas. Algunos dicen que Holt estaba deprimido en aquel momento y pudo haberse suicidado. Otros dicen que fue asesinado por apoyar la guerra de Vietnam o pudo haber sido secuestrado por un submarino chino o soviético (o por extraterrestres, por supuesto).
Lord Lucan
John Bingham, el séptimo conde de Lucan, era conocido por su gusto por el lujo, el juego, los coches rápidos y la política de derecha, y por supuesto, su bigote. Se dice que su caballerosidad le sirvió para ser considerado para interpretar el papel de James Bond. Se casó con Verónica Duncan, hija de un oficial del ejército. Pero después de que se separaran en 1973, se dedicó a beber en exceso y comenzó una amarga batalla por la custodia de sus tres hijos.
El 7 de noviembre de 1974, Verónica entró en un bar en la calle Lower Belgrave cubierta de sangre. En su casa, la policía encontró a su niñera golpeada hasta la muerte con un tubo de plomo y los niños juntos en el segundo piso, sollozando. Verónica dijo que Lucan había llegado a la casa, había asesinado a la niñera y luego se había vuelto hacia ella, pero que había logrado huir.
La policía emitió una orden de arresto y la policía de todo el mundo inició una búsqueda, pero Lucan no estaba en ninguna parte. Sin embargo, antes de salir de la ciudad, se detuvo en la casa de un amigo a quien le contó una historia confusa: él sólo pasaba por la casa de Verónica, la vio que era atacada y entró con su llave, pero luego se resbaló en un charco de sangre antes de que el agresor y su esposa escaparan. Lucan también le dijo a su madre que una "terrible catástrofe" había ocurrido en la casa de su esposa. Una sangrienta Ford Corsair que le habían prestado fue hallada más tarde abandonada en Newhaven, con un tubo de plomo en el interior, prácticamente idéntico al que se encontró en la escena del crimen.
La desaparición de Lord Lucan generó cientos de columnas en los tabloides de Gran Bretaña, pero no hay ninguna prueba de lo que le sucedió. Algunos piensan que asesinó a la niñera pensando que era su esposa y luego se quitó la vida cuando se dio cuenta de su error. En el año 1974, la policía australiana pensó que lo habían encontrado, pero su hombre resultó ser John Stonehouse, un exministro del gobierno británico que fingió su propio suicidio en Miami (de verdad). Desde entonces, se ha visto a Lucan ir de excursión al Monte Etna, jugando a las cartas en Botswana, de fiesta en Goa, cambiándose en un probador de Vancouver, y, como un fantasma, frecuentando los pasillos de los edificios del gobierno en el Condado de Mayo, en Irlanda. Una teoría poco probable dice que Lucan decidió pasar un rato en el zoológico privado de su amigo John Aspinall, donde un tigre lo atacó hasta matarlo. Fue declarado legalmente muerto en 1999.