miércoles, 30 de septiembre de 2015

miércoles, 30 de septiembre de 2015

BOSCH: EL GRAN CALUMNIADO

 
Por Narciso Isa Conde

Claudio hizo los recuentos para introducir el presunto daño hecho por Bosch a la guerrilla. Señala que luego del arribo de los expedicionarios, Peña Jáquez contó del desembarco a Federico Lalane José, hermano de Eberto, quien “dijo que tenía que saberlo Juan Bosch…”
 
“Al terminar la conversación Balaguer presuntamente le dijo: “Me saluda a doña Carmen” e inmediatamente llamó a los militares, muy molesto, para decirles que llegamos. Ellos hasta ese momento no sabían nada y él los increpó” (“Claudio: Juan Bosch informó a Balaguer llegada de la guerrilla de Caamaño” (Angela Peña, diario Hoy 26 de septiembre 20015)


 
Con la obra y con la trayectoria política e intelectual de Juan Bosch se puede tener cualquier diferencia o contradicción, pero el Profesor es una gloria nacional y continental en ambos planos, y otros más. Una gloria cuya imagen es preciso exaltar y preservar de cara a la verdad histórica y a la recuperación de los grandes valores referenciales para las nuevas generaciones, hoy en peligrosa decadencia.
Un talento literario excepcional, con una gran dignidad personal y una sensibilidad humana ejemplar. Un pensador político de alto vuelo y recia moral. Un intelectual de elevado calibre y profundas convicciones éticas.
Patriota, antillanista, latinoamericanista, internacionalista de amplios méritos.
Estandarte de la libertad a escala nacional y mundial. Defensor de la soberanía y la emancipación de los pueblos.
Junto al coronel Fernández Domínguez y al coronel Caamaño representa el liderazgo colectivo de la gesta democrática e independentista más importante del siglo XX, principal creador de su ideario y de sus formidables bases programáticas encarnadas en Constitución de 1963.
Reconocido, respetado, admirado internacionalmente.
Su figura emblemática -independientemente de sus imperfecciones y fallas, de sus desaciertos y sombras propias del ser humano e inevitables en todas los que luchan contra tantas adversidades y situaciones complejas- tiende a elevarse a la estatura de Prócer, de símbolo, de emblema, de ejemplo de lucha y de vida.
Su trayectoria política contrasta con la podredumbre actual de la partidocracia de todos los colores y con el status quo de la “tutumpuncracia” corruptora.
Su denuncia y análisis del PENTAGONISMO resultaron premonitoria del lumpen imperialismo de estos tiempos, que protagoniza esta desgarradora“tercera guerra mundial en pedazos”.
LOS BENEFICIARIOS TRAS EL TELÓN

¿A quienes les conviene que esta figura sea sistemáticamente denigrada, calumniada, ensuciada con las peores diatribas?
¿A quienes beneficia enlodar su memoria, reducirla a la mezquindad, al político tramposo y delator?
¿A cuales fuerzas le conviene contraponerla a la del Coronel de abril?
Pienso que a los mismos sectores que inducen a presentar a Caamaño como un borracho mujeriego, vago, soez, déspota…
A las derechas,
A las mafias políticas que quieren igualar a ellas a los héroes y heroínas del pueblo.
A la partidocracia y la lumpen burguesía corruptora.
Al imperio.
A su CÍA y su Pentágono.
A todas esas pandillas y personajillos que procuran corromperlo todo, denigrarlo todo…sembrar conformismo y desesperanza en las nuevas generaciones, imponer el reino de la mentira, la desconfianza y la banalidad, destruyendo todos los valores éticos.
Yo fui de los revolucionarios que más polemizó con Bosch. Debatí ideas, programas, líneas tácticas y estratégicas, con aciertos y desaciertos. Procuraba siempre la verdad, a veces acercándome a ella, a veces alejándome…pero siempre evitando la intriga, la calumnia, la diatriba.
Soy partidario de analizar su obra y su trayectoria con ese espíritu, buscando los aciertos y las fallas, reconociendo integralmente sus aportes y sus límites.
Al periodo de la posguerra del 65 hasta Caracoles, le dediqué mi libro REVELACIONES, en el que entre muchos factores y episodio, analizo los encuentros y desencuentros de Bosch y Caamaño, dando testimonios de que no hubo traición en esas relaciones, si no diferencias políticas, lo que ratificó en esta ocasión
Una o varias manos y mentes peludas han utilizado esos hechos para sembrar cizañas y, sobre todo, para ensuciar a los líderes de mayor trascendencia en la historia reciente, procurando dañar maliciosamente la referencia emblemática que ambos representan para las luchas presentes y gestas futuras.
Ahora esto ha llegado a un extremo indignante en loco afán de denigrar, reduciendo al Profesor Bosch a un vulgar calié telefónico de Balaguer, desplegando diatribas en entrevista en un medio de tupé y bajo la conducción de una periodista de renombre.

martes, 29 de septiembre de 2015

Juan Bosch desde el mas allá: "me han defraudado".




Juan Bosch, desde su morada del mas allá, saco un momentito y vino a la tierra a darse un vueltita a ver si era cierto que muchos de sus discípulos habían olvidado las enseñanzas del maestro tal como les decían, de manera burlezca, Balaguer y Peña Gomez, allá en sus encuentros en la eterna morada de los olimpos  y esta es la conversación que tuvo con un amigo aquí en la tierra.

-Usted fue uno de los principales fundadores del PRD y luego del PLD. La historia sobre su salida del PRD es conocida, porque usted mismo dijo que en ese Partido había dirigentes que solo luchaban por asuntos personales, no por el bien del pueblo. Sin embargo, ahora que gobierna el PLD, creo útil recordarle que en 1977, en un artículo suyo titulado El Partido, Concepción, Organización y Desarrollo, usted dijo lo siguiente: "Los dominicanos saben muy bien que si tomamos el poder, no habrá peledeista que se haga rico con los fondos públicos; no habrá un peledeista que abuse de su autoridad en perjuicio de un dominicano: no habrá un peledeista que le oculte al pueblo un hecho incorrecto, sucio o inmoral". Pero sucede, don Juan, que ahora mismo hay numerosos funcionarios del gobierno del PLD que no podrían explicar claramente el origen de sus fortunas. ¿Qué puede usted comentar al respecto?
-Sencillamente, Estrella Veloz, me han defraudado. Cada vez que me entero de esas cosas bochornosas, el polvo en que se han convertido mis huesos se revuelve. No soy rencoroso, pero esto profundamente enojado por eso.
La verdad es que don Juan lucía sumamente irritado. En ese momento, el campesino dueño de la silla nos trajo sendas tazas de café, que don Juan y yo deleitamos con fruición. Don Juan, tras darle las gracias al campesino, me dijo:
-¿Te das cuenta, Estrella Veloz? Nuestros campesinos son agradecidos, pero los han tratado tan mal que ahora mismo cualquiera se rebela contra tanta inequidad.
Don Juan se levantó de la silla y, dándome un abrazo, me dijo:
-Estrella Veloz, tengo que marcharme, pues en el sitio donde estoy no nos dan permiso por mucho tiempo para visitar a los amigos. Salúdame a tu familia. Siempre los recuerdo con mucho cariño.
-Un momentito, don Juan, ¿se ha entrevistado usted, en el sitio ignoto donde está, con el doctor Joaquín Balaguer?
-¡Como no! ¡Y hasta con Peña Gómez, y los tres nos hemos perdonados recíprocamente porque la política terrenal nos dividió. Pero, donde estamos, no podemos hablar de política. Cuando lo intentamos, nos quedamos mudos. Gracias de nuevo, Estrella Veloz, y recuerda siempre lo que te dije el 25 de septiembre de 1965, en la calle Castelar número 7, que no se debe decir "el discutido político", porque ese es un pleonasmo. Todo político es discutido.
-Gracias, don Juan, siempre recuerdo eso. Pero dígame aunque sea un fragmento de su ideario.
-Eso es fácil. Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura.
Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social.
A Juan Bosch la gente común le recordará como un gran ciudadano, ex presidente constitucional de la República, escritor de fama internacional y fundador de dos partidos políticos, pero además por sus aportes democráticos afianzados en el deseo de un mejor destino para los dominicanos. Sin embargo, el otro Juan Bosch, el simple ser humano, no el político, tuvo otra cara: la cara de la ternura, que siempre reflejó en muchos de sus cuentos y en la intimidad familiar. Era un hombre apegado a su familia, que le contaba cuentos para dormir a su hijo Patricio, quien nació en La Habana el 20 de junio de 1946, fruto del matrimonio con doña Carmen Quidiello. Patricio le recuerda como un buen padre, que velaba por su sueño y se mantenía en vigilia cuando alguno de sus hijos enfermaba.




Estaba pescando de lo más tranquilo en la presa de Hatillo y eran aproximadamente las cinco de la tarde. Caía el sol y a lo lejos solo se escuchaban los ladridos de algunos perros. En vano trataba de pescar alguna trucha con anzuelos de plástico, cuando de repente se me apareció. Estaba vestido de blanco y lucía una corbata azul, como sus ojos, siempre penetrantes, inquisidores, como si quisieran escrutar los pensamientos de uno.
Sorprendido y confuso, me levanté del sitio donde estaba a orillas del lago y le di la bienvenida.
-¡Esta sí que es una sorpresa, don Juan, ¿usted por aquí? Creía que había muerto.
-Hola, Estrella Veloz, me da mucho placer verte de nuevo. No, no he muerto. Como decía mi amigo Joaquín (Balaguer) citando a otro, "nada se pierde, todo se transforma".
-Don Juan, en vista de que algunos jóvenes no saben el origen de su familia, díganos algo sobre eso.
-Mi madre nació en Puerto Rico, hija de un gallego, Juan Gaviño, y de una puertorriqueña a quien no conocí porque había muerto antes de mi nacimiento. Mi mamá vino al país niña, pero conservó siempre su ciudadanía española. Mi abuelo había llegado al país desde Puerto Rico a trabajar como jefe de campo en un ingenio que tenía el nombre de Puerto Rico y se fue al Cibao antes de la muerte de Lilís. Lo digo porque mamá recordaba que cuando mataron a Lilís la familia vivía en Río Verde. Papá y mamá se conocieron en La Vega. Para 1905 papá había dejado la albañilería porque su nombre (Bosch, José) aparece entre los comerciantes de La Vega en la página 297 del Directorio y Guía General de la República Dominicana de Enrique Deschamps que se publicó en España en 1906. Un año después, en noviembre de 1907, el día 30, nació mi hermano Pepito, que fue el mayor. Yo fui el segundo.
-¿Su papá, su mamá y sus hermanos fueron su única familia?
- No. Tuve dos tías, hermanas de mamá, Rosa y Juanita. De la primera son hijos Rafael Gastón y Genoveva, que vive en Bonao, casada con Arturo Pérez; y de tía Juanita lo son los hermanos Calventi: Arturo, Vinicio, Rafael, Argentina y Gladys. De mis hermanos viven tres hermanas: Angelita, Josefina y Ana. De la primera tengo tres sobrinos: Virgilio, Milagros y Fernando Ortiz, y de la segunda dos: Osvaldo y José Oscar. Ana no tiene hijos.
-¿Cómo usted se convierte en escritor?
-Yo no quise ser escritor. Mi vocación era la escultura y la pintura, pero más la primera. Sin embargo, me gustaba leer y leía de todo, ahora, yo compraba mucho los llamados Cuentos de Calleja, que eran unos cuentos ilustrados para niños que publicaba en España una editorial de nombre Calleja. Tal vez eso influyó para que al fin me dedicara a escribir cuentos, pero no puedo asegurarlo, lo que sí recuerdo es que cuando tenía unos ocho años, hacia un periodiquito llamado El Infante que yo mismo escribía a maquinilla y lo vendía en la escuela, y recuerdo también que hice un libro de cuentos, también escrito a maquinilla e ilustrado con dibujos míos y encuadernado por mí, porque en la escuela nos enseñaban oficios, y yo escogí dos: la talla en madera y la encuadernación. Ese librito se quemó cuando se quemó la biblioteca de Federico García Godoy, a quien papá se lo había llevado mucho tiempo antes de que ocurriera ese incendio.
-Don Juan, muchas personas, principalmente los de las nuevas generaciones, desconocen cómo fue que se produjo el Golpe de Estado que derrocó su gobierno democrático de siete meses, el 25 de septiembre de 1963. Cuéntenos algo sobre eso.
-El gobierno de Kennedy había organizado en territorio dominicano, sin que yo lo supiera, campamentos guerrilleros haitianos anti-duvalieristas que venían desde la base Romey, que es una base militar situada en Puerto Rico, y desde ahí traían también las armas, y hombres y armas venían por vía aérea. Los campamentos fueron desmantelados cuando me entere de su existencia, sin que tuviera la menor idea de que quien los había organizado era el gobierno de los Estados Unidos; y no podía imaginármelo porque nunca antes había sucedido nada parecido en la historia de la humanidad. Lo que hizo Kennedy es esa ocasión fue una acción completamente mafiosa, propia del hampa, no de un gobierno que tenga el menor respeto por las normas del Derecho Internacional. Al saber que había campamentos haitianos cerca de la Capital ordené a los jefes militares su disolución, pero la Misión Militar norteamericana, estoy seguro de que con conocimiento del Embajador Martin, porque cosas así no se pueden hacer sin que el embajador lo sepa, reorganizó esos campamentos cerca de la frontera en la Línea Noroeste, y desde ahí salían los guerrilleros haitianos a atacar a Haití, y el embajador Martin me hacía creer que estaban saliendo de Venezuela. Pero el 23 o el 24 de septiembre de ese año 1963 vi, leyendo El Caribe, la fotografía del jefe de esos guerrilleros que llegaba al aeropuerto de las Américas muy vestido; entonces entré en sospechas y le pedí al ministro de Relaciones Exteriores que le pidiera a la OEA el envío de una comisión para investigar de dónde estaban saliendo los haitianos que entraban a cada rato en Haití en son de guerrilleros. Cuando le dije eso al ministro estaba presente el ministro de las Fuerzas Armadas, y como es natural, cinco minutos después la Misión Militar yanqui estaba enterada de mi orden, y en el acto los jefes de esa misión dieron orden de tumbar al gobierno antes de que el mundo se enterara de lo que había hecho John f. Kennedy en la República Dominicana.
-Usted fue uno de los principales fundadores del PRD y luego del PLD. La historia sobre su salida del PRD es conocida, porque usted mismo dijo que en ese Partido había dirigentes que solo luchaban por asuntos personales, no por el bien del pueblo. Sin embargo, ahora que gobierna el PLD, creo útil recordarle que en 1977, en un artículo suyo titulado El Partido, Concepción, Organización y Desarrollo, usted dijo lo siguiente: "Los dominicanos saben muy bien que si tomamos el poder, no habrá peledeista que se haga rico con los fondos públicos; no habrá un peledeista que abuse de su autoridad en perjuicio de un dominicano: no habrá un peledeista que le oculte al pueblo un hecho incorrecto, sucio o inmoral". Pero sucede, don Juan, que ahora mismo hay numerosos funcionarios del gobierno del PLD que no podrían explicar claramente el origen de sus fortunas. ¿Qué puede usted comentar al respecto?
-Sencillamente, Estrella Veloz, me han defraudado. Cada vez que me entero de esas cosas bochornosas, el polvo en que se han convertido mis huesos se revuelve. No soy rencoroso, pero esto profundamente enojado por eso.
La verdad es que don Juan lucía sumamente irritado. En ese momento, el campesino dueño de la silla nos trajo sendas tazas de café, que don Juan y yo deleitamos con fruición. Don Juan, tras darle las gracias al campesino, me dijo:
-¿Te das cuenta, Estrella Veloz? Nuestros campesinos son agradecidos, pero los han tratado tan mal que ahora mismo cualquiera se rebela contra tanta inequidad.
Don Juan se levantó de la silla y, dándome un abrazo, me dijo:
-Estrella Veloz, tengo que marcharme, pues en el sitio donde estoy no nos dan permiso por mucho tiempo para visitar a los amigos. Salúdame a tu familia. Siempre los recuerdo con mucho cariño.
-Un momentito, don Juan, ¿se ha entrevistado usted, en el sitio ignoto donde está, con el doctor Joaquín Balaguer?
-¡Como no! ¡Y hasta con Peña Gómez, y los tres nos hemos perdonados recíprocamente porque la política terrenal nos dividió. Pero, donde estamos, no podemos hablar de política. Cuando lo intentamos, nos quedamos mudos. Gracias de nuevo, Estrella Veloz, y recuerda siempre lo que te dije el 25 de septiembre de 1965, en la calle Castelar número 7, que no se debe decir "el discutido político", porque ese es un pleonasmo. Todo político es discutido.
-Gracias, don Juan, siempre recuerdo eso. Pero dígame aunque sea un fragmento de su ideario.
-Eso es fácil. Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura.
Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social.
A Juan Bosch la gente común le recordará como un gran ciudadano, ex presidente constitucional de la República, escritor de fama internacional y fundador de dos partidos políticos, pero además por sus aportes democráticos afianzados en el deseo de un mejor destino para los dominicanos. Sin embargo, el otro Juan Bosch, el simple ser humano, no el político, tuvo otra cara: la cara de la ternura, que siempre reflejó en muchos de sus cuentos y en la intimidad familiar. Era un hombre apegado a su familia, que le contaba cuentos para dormir a su hijo Patricio, quien nació en La Habana el 20 de junio de 1946, fruto del matrimonio con doña Carmen Quidiello. Patricio le recuerda como un buen padre, que velaba por su sueño y se mantenía en vigilia cuando alguno de sus hijos enfermaba.
Uno de los cuentos que Bosch relataba a Patricio, para que se durmiera, se convirtió después en Cuento de Navidad, tan bello o quizás más que el de Dickens, y ambos traducidos a numerosos idiomas. Su hija Carolina, fruto del primer matrimonio de Bosch con Isabel García Aguiar, solía llevarle sus dos hijos al Palacio Nacional, cuando era Presidente de la República en 1963. Esto ocurría invariablemente los jueves, aunque no trascendía a la prensa. Bosch permanecía unos veinte minutos o media hora jugando con sus nietos, a los cuales también contaba cuentos.
Hoy día, quienes creemos en la decencia y en la honestidad, recordamos con entrañable cariño a ese dominicano que se llamó Juan Bosch.

“Un Cuento de Navidad” relato de Juan Bosch

“Un Cuento de Navidad” relato de Juan Bosch en su Libro de “Cuentos Escritos en el Exilio”

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“Un Cuento de Navidad” es el relato de Juan Bosch en su Libro de “Cuentos Escritos en el Exilio”, cuya primera edición data del 1970, siendo la última, su décimo-octava edición, impresa en los talleres de la editora Alfa y Omega en noviembre de 1989.
Es el último de doce cuentos que con tanta maestría y sabiduría pone el autor en manos de su lector. Sin lugar a dudas se puede afirmar que Juan Bosch es uno de los grandes maestros del cuento hispanoamericano contemporáneo.
El mensaje que contiene esta obra de tanta calidad humana, percibido en cada momento de la historia contada, no es más que el reflejo de la nobleza que acompaña al autor, cuando cuenta de manera tan literaria el fin propuesto.
Y es que, lo que transmite el autor, a través de este cuento de Navidad, son las vivencias de la historia de más de dos mil años que conoce el mundo cristiano, del nacimiento del hijo de Dios.
Hace un recuento de la venida al mundo de Jesús, el Hijo del Señor Dios, luego de una profunda reflexión que hace desde los cielos, por su preocupación constante de la forma en que los hombres se comportaban en la tierra.
Habiendo sido el Señor Dios, el creador de todos los mundos existentes, entre ellos la Tierra y teniendo todo el poder del universo, para disponer de todo lo que en ella se contiene, quiso a través de su hijo hecho hombre, sensibilizar al hombre para que cambiara su conducta, con la prédica y el ejemplo que este daría.
¿Qué nos enseña este relato histórico?
La inconformidad de Dios, desde los cielos, que a través de las nubes todo lo ve, y decide enviar un diluvio que al durar tanto tiempo ahogaría todo, salvándose solo Noé, un viejo noble y bueno que solo hacía el bien a sus semejantes, quien acompañado de su mujer y sus hijos, y de cada una de las especies que poblaban la tierra, sobrevivieron a esta catástrofe.
Acontecimiento histórico que no logró humanizar al mundo, debiendo el Señor Dios, tiempo después, enviar un hijo, que fuera el maestro de la justicia y la pobreza, que pudiera lograr que los hombres en la tierra fueran verdaderos hermanos de paz.
El relato tiene una enseñanza de justicia y demuestra la fortaleza física de sus principales personajes, que al atravesar montañas, y desiertos, tuvieron la osadía de llegar hasta el establo en Belén para adorar al hijo de Dios, que había nacido, e iba a ser llamado el Rey.
Melchor, Gaspar y Baltasar, reyes de tres oasis vecinos, muy lejos de Belén, vieron el lucero que cubría al recién nacido y deciden seguir el rumbo de este, porque su corazón les decía que algo grande acontecía en el mundo.
Guiados por el Señor Dios que todo lo ve, llegaron hasta el portal de Belén a presentar al nuevo ser su adoración y admiración, dejando como fruto de su emoción en manos de María, su madre, las riquezas que cargaban consigo.
Y es que el Señor Dios, no entendía por qué, si Él creó la tierra para que los hombres se amaran y compartieran las bondades de ella y vivieran en paz, tenían que matarse, robarse entre sí, provocar las guerras, odiarse, tomar las tierras y los ganados ajenos, en fin, se comportaban de una manera absurda, que el señor Dios no entendía.
También mandó Dios a Don Nicolás o Santa Claus a venerar al niño Jesús, que guiado por un trineo llegó hasta Belén. Y cuenta la leyenda, que este también, dejó regalos y juegos como expresión de admiración al hijo de Dios.
En este recuento de fe y de amor, se evidencian los sentimientos más nobles de aquellos seres extraordinarios que desafiaron la inclemencia del tiempo, la distancia y el hambre para llegar al lugar que el Señor les indicó. Y es que en aquella época, no se conocían comodidades, ni formas fáciles de trasladarse a lugares rurales lejanos.
Y es que mientras el señor Dios descansaba en su trono celestial, su hijo Jesús, en la tierra predicaba el amor, y decía “Amaos los unos a los otros, no hagas a tu prójimo lo que no quieres que te hagan a ti” y recuerda que serás medido con la vara que midas a los demás”.
Pero ni esta prédica, ni toda la humildad que exhibió Jesús en la tierra, sirvió de mucho para que los hombres se arrepintieran y buscaran el perdón de Dios, según relata el autor.
El espacio escogido para este cuento, se estructuró en la historia de la aldea de Nazaret, desde donde se trasladaría María y José, su esposo, para dar a luz en Belén al sur de esta ciudad, adonde luego irían los visitantes especiales que le adoraron.
Fue hace más de dos mil años que en estas tierras nació un niño a quien llamaron Jesús y que vendría al mundo enviado por el Señor Dios, su padre, para salvar al mundo que lleno de maldad se perdía cada vez más.
Lo que relata este autor, es el más grande ejemplo de bondad, de amor, de equidad y de justicia social que jamás haya vivido la humanidad, y que representó nuestro señor Jesús, con sus prédicas y ejemplos de humildad y sacrificio.
Es el acontecimiento histórico más grande que haya vivido la misma humanidad, que a través de los siglos se moderniza, pero no se humaniza. Es una crítica fuerte, contada en un tono sensible, presentada con toques celestiales, que infunden poder supremo y temor hacia el Rey de reyes.
Es una obra sin lenguajes rebuscados, escrita de una manera llana, y comprensible como solo puede escribir este grandioso cuentista de todos los tiempos.
Este cuento, trabajado en Santa María del Rosario, La Habana, en febrero de 1956, vio la luz en su primera edición de 1970, que consta de ochenta y tres páginas, enfoca con mucha originalidad la falta de hermandad de los pueblos, la falta de solidaridad, y la desigualdad de todas las sociedades.
Establece estas desigualdades, que abren la brecha entre ricos y pobres. Por eso, las diferencias económicas imperantes en los países del mundo, donde los niños ricos reciben muchos juguetes de Papá Noel en diciembre y de los Reyes Magos en enero, pero los niños pobres reciben los menos y algunos, ninguno.
Y es que el autor ha distinguido de una manera sutil, a través de esta historia de fe, que mueve regalos cada año, las marcadas diferencias sociales y económicas, donde los menos disfrutan de las mejores riquezas y las grandes mayorías en el mundo, se perjudican con la pobreza.
Lo que ha querido este cuentista de larga data y alcance, es llevar un mensaje a la sociedad, de corte humano, que pueda algún día extrapolarse hacia los intereses de las grandes masas humanas, esa igualdad de condición, ese querernos todos, ese debido respeto que logre crear la plataforma de la paz y del amor.
Su Cuento de Navidad es el que cada año reciben los niños. Los ricos, con finos regalos y dulces golosinas. Los pobres con poca esperanza y hasta con poca sobrevivencia.
Es el engaño de la tradición cristiana, que se ha hecho leyenda, porque es historia, pero con falta de humanidad y equidad. Que agranda, cada vez más, la brecha de distancia entre ricos y pobres. De la separación y la desigualdad, que tanto consume a los que creen en la justicia social.
La reflexión obligada de este mensaje
El señor Dios creó al mundo para vivir en paz, para quererse y ser felices. Sin embargo, el hombre con su codicia y ambición desmedida no lo ha entendido así.
Hablar de la obra del profesor Juan Bosch, es permitirse el privilegio de ahondar en sus más grandes sentimientos y en la parte humana que siempre le acompañó, hasta los últimos días de su prolífera existencia.
Hombre de singular capacidad creativa, genuino en su género, de una prosa inigualable, que con un lenguaje sencillo y entendible llegaba a cualquier hombre o mujer del pueblo.
Sin lugar a dudas, que supo aprovechar acontecimientos como estos, para expresar de esta manera, sus más hondos sentimientos, sus más caros anhelos y grandes preocupaciones porque nuestro querido pueblo, tuviera un mejor futuro.
Es su versátil prosa, una fuente inagotable de verdades cargadas del más vehemente deseo de cambio en las sociedades desiguales, donde el sufrimiento es el sino de tantos.
Es sin duda alguna, un aporte vital, en medio de tanta maldad, tanta opresión e intereses acumulados, de las sociedades que disfrutan de las riquezas y bienes materiales, propios de las mayorías.
Esta historia, digna de ser leída y contada una y otra vez, debe servir de soporte espiritual, de motivo esencial en el mundo de hoy, para su obligada reflexión.
Habida cuenta, de que mantiene su vigencia, porque se fundamenta en la historia de un niño, que vino al mundo, a tratar de salvarnos a todos, perdonando los errores cometidos. Y aún más, dando muestras de sabiduría y humildad, cuando dijo que perdonaba los pecados del mundo. Aquellos que siendo cometidos y olvidados, se repiten.
Lo que relata este autor es el acontecimiento  histórico más grande que haya vivido la misma  humanidad, que a través de los siglos se moderniza, pero no se humaniza. Esuna crítica fuerte, contada en un tono sensible, presentada con toques celestiales, que infunden poder supremo y temor hacia el Rey de reyes.d260c-142b-2b1d260c-142b-2b1

Taínos su cultura y orígenes


La cultura taína, sus orígenes, creencias, arte y herencia, son presentadas en la obra puesta a circular por la firma Odebrecht, en la cual recoge ensayos de Marcio Veloz Maggiolo, Manuel García Arévalo, Abelardo Jiménez Lambertus, Bernardo Vega y Adolfo López. “Taínos” es el primer volumen de la Colección de Historia Dominicana, libro presentado por Odebrecht República Dominicana, con el que celebra sus primeros 10 años de trabajo en la nación.
Los taínos pintaban aplicando pigmentos directamente sobre las rocas. (Laritza Calvo) 
Además, la empresa, responsable de la construcción de la gran mayoría de los elevados del país, en breve tiempo pondrá en circulación un segundo y tercer tomo de la obra, que llevarán por nombre “Invasión y conquista de la Española” y “Paisaje, el hombre y la cultura dominicanos”. Temas como las culturas iniciales de la isla de Santo Domingo; cultura taína,  religión y mitología taínas, así como el arte rupestre prehispánico en La Española y “lo que heredamos de los taínos”, son tratados en forma magistral por los citados escritores e historiadores, que ponen de manifiesto su habilidad para presentar la historia con lenguaje sencillo y elegante.
Sobre la cultura taína se ha escrito una inmensa cantidad de libros en los que se destacan las manifestaciones religiosas, costumbres y orígenes. En la obra presentada por Odebrecht se enriquecen los conocimientos de la mano de cinco destacados historiadores y escritores dominicanos que plasman sus conocimientos en la obra “Taínos”.

Al dar a conocer el ejemplar, Marcos Cruz, director superintendente de Odebrecht, planteó el deseo de que “Taínos” sea una contribución a las entidades públicas y privadas para favorecer el conocimiento y la comprensión de la historia económica y de la evolución sociopolítica de los pueblos.
Resaltó la importancia de que la historia de los pueblos sea conocida, al plantear “que el pasado determina lo que somos hoy y lo que deseamos ser en el futuro”.
En el primer capítulo, bajo el título “Las culturas iniciales de la isla de Santo Domingo”, el investigador y literato, Marcio Veloz Maggiolo nos remonta a los tiempos precolombinos y las diferentes características de los primeros habitantes a los que agrupa en tres categorías: aquellos que se dedicaban a la recolección de alimentos; los que conocían algún tipo de agricultura incipiente, y los que fundamentaron su vida en la explotación agrícola, la recolección y la caza.
Además, Maggiolo precisa que los primeros habitantes de la isla provienen de las costas de Venezuela y la zona de Belice, en Centroamérica, “cuya entrada al arco antillano se fecha previo al año 5000 antes de cristo”.
La cultura, costumbres y el arte
El tema de la  “cultura taína” es abordado por  Manuel García Arévalo, quien expone que el almirante Cristóbal Colón en su diario refiere que los taínos “son gente de amor y sin codicia y convencibles para toda cosa”. En cuanto a cómo eran los taínos, refiere que aunque algo bajo de estatura, eran de cuerpo bien formado y piel cobriza, lampiños, de cara ancha, con pómulos muy pronunciados, labios un poco gruesos y de muy buena dentadura. En lo que respecta a la organización social, Arévalo precisa que la mayor unidad territorial de los taínos era el cacicazgo, que agrupaba a numerosas aldeas o “yucayeques”, dirigidos por el cacique, quien llegaba al puesto por la vía matrilineal hereditaria o la realización de un hecho extraordinario.
En cuanto a la religión y la mitología taínas, Abelardo Jiménez, en forma breve refiere que en todos los grupos indígenas precolombinos el conocimiento religiosos se funda en las relaciones del hombre y la mujer con la divinidad en la misma naturaleza de las cosas, transmitido de generación en generación. 
Agrega que la religión y mitología taínas fueron reestructuradas y organizadas a partir de la mitología aruaca, acorde a los cambios vivenciados frente al mundo real de las creencias religiosas.
Arte taíno 
Bernardo Vega y García Arévalo abordan el tema y exponen sobre los objetos vinculados a la ceremonia de la cohoba, entre los que citan dúhos, cemíes, espátulas vómicas, Inhaladores, maracas, Trigonolitos, cabezas macorix y los collares. Citan también los amuletos, sellos o pintaderas, vasos efigies de cerámica y vasos efigies comunicantes, entre otros. En cada caso, se explica la función de cada objeto. En el caso del dúhos, era un asiento ceremonial de madera, propiedad del cacique o behique participante en la ceremonia de la cohoba.
Para hablar del arte rupestre prehispánico en La Española,  Adolfo López precisa que en las Antillas encontramos cuatro tipos diferentes de arte rupestre, las cuales son “pinturas, petroglifos, pictoglifos (petroglifos pintados) y bajorrelieve, las cuales se encuentran mayormente en cavernas, aunque también aparecen en abrigos, calizos y en rocas aisladas. Agrega que las pinturas se realizaron aplicando pigmentos directamente sobre la roca, a veces con pinceles y otras veces directamente con los dedos. 
Finalmente, Bernardo Vega aborda el tema de “Lo que heredamos de los taínos” precisa que países como México, Guatemala, Ecuador y Perú, disfrutan de una rica y vibrante  cultura indígena, ya que una parte importante de la población es descendiente de las etnias precolombinas, pero en el caso dominicano, los 400,000 taínos estimados en la isla a la llegada de los europeos, se extinguieron al no resistir las enfermedades de los colonizadores. Empero la mezcla de taínas con españoles mantiene la sangre de los primeros habitantes de la isla “fluyendo entre nosotros”, aunque afirma que “ si la herencia taína en nuestros rasgos físicos es débil, la misma es abundante en otros aspectos, principalmente en el lenguaje, la comida, la pesca, la caza y el ajuar doméstico, y “hasta en la ubicación de nuestras ciudades y en nuestra literatura”.
Rupestre
Las pinturas taínas se realizaron aplicando pigmentos directamente sobre la roca, a veces con pinceles y otras veces directamente con los dedos
“Muchas mujeres taínas tuvieron hijos con los recién llegados y se ha comprobado que la sangre india todavía fluye entre nosotros”.
Bernardo Vega,
Econosmista e historiador

JUAN BOSCH: MIS RELACIONES CON CAAMAÑO

                                 ¡¡¡No a la infamia contra el Profesor Juan Bosch!!!

En los últimos días en el país se ha desatado una campaña de infamia contra la memoria del Profesor Juan Bosch, orquestada por el claudicador  de Claudio Caamaño acusándolo de haber traicionado a Caamaño.   Los grupos mas conservadores y retardatorios del país y el mundo, siempre con su mente maquiavelica, ponen a rodar lodo cloacal contra la imagen de los verdaderos patriotas y luchadores por el porvenir de la humanidad. Para esta malsana empresa siempre utilizan a mercenarios de la política, a falsos luchadores por la libertad de los pueblos. En el siguiente documento escrito por el Profesor Juan Bosch después de la llegada y muerte de Caamaño a la la Republica Dominicana. En este articulo el  Profesor Bosch responde aquellos fariseos que ocultando no se que quisieron enlodar la imagen inmaculada del maestro apóstol Juan Bosch.. .  ¡¡¡No a la infamia contra el Profesor Juan Bosch!!!


                       Profesor Juan Bosch y el Coronel Caamaño 


En un articulo que produjo la revista ¡ahora!, No 486, del 5 de marzo de este año bajo el titulo de “Bosch relata la desaparición de Caamaño” conté mis relaciones con el Héroe de abril hasta aquel domingo” ya en el mes de octubre (de 1967)” cuando “Caamaño y su familia salieron hacia Madrid desde Benidorm, donde vivía para esos días. En ese articulo expliqué que al despedirme “me dio un abrazo y me dijo algo que no pude entender. Sin embargo, el abrazo y las palabras se correspondían y tenían una significación especial; no era una despedida simple sino algo más. Fue como si me hubiera dicho que volviéramos a vernos en circunstancias especiales, en otra forma, en otra tierra”, según dije en ese artículo. Y lo cierto es que no volvimos a vernos, aunque faltó poco para que nos viéramos de nuevo; y nuestras relaciones se reanudaron, aunque de manera irregular y por muy poco tiempo, algunos meses del año 1968. Y a esas relaciones cortas e irregulares es a las que voy a referirme en este artículo.
No me seria fácil ahora, a esta distancia de años, cuantos días pasaron desde que Caamaño salió de Benidorm hasta que llegó a Londres; pero deben haber sido pocos porque no debíamos ir por el 15 de octubre cuando se presentó en mi casa una persona que llevaba un mensaje de Caamaño. El mensaje iba dentro de un cigarrillo y era muy corto; en él me anunciaba que el portador me entregaría 500 dólares para que los guardaras para él (Caamaño) podría necesitar en cualquier momento que alguien hiciera viaje a cualquiera otra gestión que él pudiera pedirme. Tal vez dos o tres semanas después de eso, a fines de la primera semana del mes de noviembre, tal como dije en el artículo que reprodujo la revista ¡ahora!, se presentó en Benidorm el capitán Héctor Lachapelle Díaz; y según dijo en el mencionado artículo: “había volado desde Londres hasta Alicante para saber si yo tenia noticias del coronel Caamaño; el Dr. Jottin Cury y Doña Chichita de Caamaño, también en busca de noticias. Cury, Montes Arache, Lachapelle y yo tuvimos largo tiempo realizando punto por punto, y con la mayor atención, todas las posibilidades del caso, y nuestra conclusión fue una: el coronel Caamaño se había ido de Europa por su propia voluntad y después de haber preparado con mucha con mucha anticipación y con mucho cuidado cada uno de sus pasos. No había temor de que le hubiera sucedido o pudiera sucederle una desgracia. Nuestras dudas quedaron sin aclarar sólo en un aspecto. No sabíamos, ni podríamos averiguarlo por el momento, a donde había ido Caamaño.
Lo que no dije de esa entrevista en ese artículo es que en vista de que ni Montes Arache ni Lachapelle Díaz ni Jottin Cury tenía medios para moverse por Europa; yo dispuse de los 500 dólares que Caamaño me había mandado unas tres semanas antes y se los entregué para que los usaran a su mejor saber y entender. A partir de entonces no volví a tener noticias de Caamaño, pero el 6 de enero de 1968 (y no puedo olvidar la fecha porque en la noche anterior había nevado en las montañas que están detrás de Benidorm y el día de los Reyes Magos era frio hasta calar los huesos) supe que estaba en Cuba; lo supe por una visita que llegó de Valencia a llevarme un mensaje suyo.
Yo tengo buena memoria, y para algunas cosas, muy buena; pero hay algunas otras en la cual no es buena; por ejemplo, en los títulos de los libros que leo y en las fechas de los acontecimientos de mi vida, sean o no sean importantes. Puedo recordar que el día de la llegada a Benidorm de la visita de que acabo de hablar era 6 de enero porque en ese caso se unieron dos circunstancias; era el día de Reyes y las montañas de Benidorm estaban nevadas. Sin embargo, no podría decir ahora con seguridad si las cosas que voy a referir inmediatamente las dije en esa fecha o en el mes de marzo, cuando volvió a visitarme la misma persona. Creo, sin embargo, que lo que hablé entonces con esa visita fue lo que voy a contar porque parte de la conversación se relacionó con el Dr. José Francisco Peña Gómez y el Dr. Peña Gómez andaba por esos días cerca de España; tal vez estaba en Suecia y creo que estuvo en Benidorm al finalizar el mes de diciembre.
Lo primero que me dijo la visita, de parte del coronel Caamaño, era que él se hallaba en Cuba y que había un Cubano interesado en tener entrevista con el compañero Peña Gómez (que todavía no tenia titulo de Doctor en Derecho); que la entrevista se había arreglado para ser celebrada en París; que Peña Gómez debía entrar en el tren subterráneo (metro) de la plaza Marceau a las 3:00 de la tarde que cuando fuera bajando las escalera se le acercaría un hombre y le preguntaría si el fumaba cigarrillos Aurora, a lo que Peña Gómez respondería que no. Y que a partir de ese momento el que le hiciera la pregunta se le pondría al lado y seguiría caminando y hablando con el hasta llegar a un punto donde estarían los dos y el desconocido le daría un mensaje del coronel Caamaño que Peña Gómez debía transmitirme inmediatamente.
No se si se debe a que de niño leía novelitas de misterio y espionaje, pero es el caso que soy muy desconfiado en todo lo que se relacione con actividades de este tipo. La cita en el metro de la plaza Marceau que me pareció una provocación, y eso que yo no sabia entonces, como lo vine a saber después. Que el jefe de G-2 Cubano en Europa, (me parece que se llama Hugo Castro), el mismo hombre que arregló el viaje del coronel Caamaño a Cuba, estaba trabajando para la CIA desde antes de ese viaje del coronel Caamaño, de manera que el coronel Caamaño estuvo vendido a la CIA desde antes de pasar, siquiera, en ir a Cuba, porque tan pronto llegó a Londres el Héroe de abril entró en relaciones dl jefe del G-2 cubano, que residía en Paris, ciudad a la cual iba Caamaño con frecuencia.
Mi argumento para no autorizar la entrevista de Peña Gómez en Paris con el misterioso agente cubano fue el siguiente: “Hazle saber a Francis (el nombre que le dábamos a Caamaño en la intimidad) que Peña Gómez es negro, y sin embargo, si lo mando ahora al Congo, que es un país de negros, allí llamará la atención por la arrogancia de su figura, y con mucha más razón llamará la atención en Paris, que es una ciudad de gente blanca, y más todavía en la Place Marceau, que está en el corazón de Paris. Si Peña Gómez va a esa cita, seguramente la CIA lo detectará, y al mismo tiempo se quemarán Peña Gómez y el PRD. No; dile a Francis que no; que no autorizaré esa reunión”.
La persona con quien estaba hablando era de las que no abandonan su posición fácilmente y trató de persuadirme de que tratándose de revolucionarios probados, como eran los cubanos, Peña Gómez no corría ningún peligro de ser descubierto por la CIA pues seguramente los agentes del gobierno de Cuba en Paris habían tomado todas las precauciones para que eso no pudiera suceder. Pero yo tampoco soy de los abandonan fácilmente su posición y le expliqué que de quien hay que desconfiar es de los aliados, no de los enemigos, porque del enemigo no se fía uno nunca, o por lo menos no debe fiarse uno jamás. El peligro está en confiar en un aliado, porque el aliado puede ser, sin uno saberlo, agente del enemigo. Discutimos y al fin las cosas quedaron como yo decía: Peña Gómez no iría a Paris ni a ninguna parte y no tendría entrevistas con ningún miembro del G-2 cubano. Para entrevistas futuras, que Francis mandara un dominicano, no un cubano, fue mi conclusión.
Yo me preparaba ya a decirle a Dios a la persona que había ido a verme en esa fría mañana de enero, pero de pronto ella dijo que había un segundo punto que tratar.
¿Cuál era?
Era que Francis quería que se le enviara a Argelia a un ayudante que había dejado en Londres y mi visitante me entregó un papel con todos los detalles de la forma en que había de hacerse la operación para embarcar al ayudante de Caamaño. En primer lugar, yo debía llamar a un teléfono de Madrid para preguntar no recuerdo que, y esa llamada mía indicaría que el ayudante podía trasladarse de Londres a Madrid; ya en Madrid, el ayudante me llamaría con tal y cual nombre y yo haría entonces los arreglos para enviarle el pasaje a Argel, capital de Argelia, para que se le entregara el papel con las instrucciones de lo que debía hacer al llegar a Argel. Recuerdo nítidamente que en esas instrucciones figuraba el nombre de un café donde el ayudante de Francis debía entrar y el de una bebida que debía pedir en voz alta; después de pedir esa bebida un hombre se le acercaría por el lado derecho y le haría la misma pregunta que se le hubiera hecho en el subterráneo en la Place Marceau a Peña Gómez en caso de que éste hubiera ido a la cita de Paris.
“No puedo encargarme de esas gestiones ni puedo ayudar al ayudante de Francis a viajar a Argelia porque el dinero que Francis me dejó se gastó hace dos meses. Se le entregué completo a Montes Arache, Lachapelle y Jittin Cury para que pidieran viajar a Paris y Holanda”, le dije a mi visitante.
Mi visitante quiso darme a entender que quizás lo del dinero pudiera resolverse; que lo importante era que yo hiciera la llamada a Madrid y que dieran facilidades para que el ayudante de Caamaño pudiera viajar a Argelia. Pero era natural que yo mantuviera en este caso la mista actitud que había mantenido en el caso de la posible entrevista de Peña Gómez con un desconocido en un lugar de Paris. Cualquiera que fuera mi intervención, pequeña o grande, en el caso de Peña Gómez como en el del ayudante de Caamaño, si la CIA estaba al tanto de los movimientos de Caamaño, el PRD saldría perjudicado sin que ese perjuicio se justificara porque nosotros no estábamos en actividades conspirativas de tipo guerrillero o internacional. Y el instinto me decía, como si supiera en que andaba el jefe del G-2 cubana en Europa, que por detrás de cualquier movimiento que se relacionara con Cuba debía hallarse necesariamente la CIA. Así, pues, tampoco cedí en ese asunto, y la visita se fue pasado el medio día sin haber logrado lo que había ido a buscar a Benidorm.
Y he aquí que un buen dio, en el mes de marzo, probablemente a mediado del mes, la misma persona volvió a presentarse a mi casa de Benidorm y quiso hablar conmigo a solas. Sus acompañantes salieron con Doña Carmen a la playa y a recorrer el poblado, mientras nosotros dos hablábamos. Sus primeras palabras fueros estas: “Me voy a Cuba. Voy haber a Francis y quiero saber que debo decirle de parte de usted”.
Esta declaración me vino como anillo al dedo porque era mucho lo que vi había pensado en Francisco Caamaño Deñó y en su destino. El Héroe de abril había salido de la Revolución convertido en un Líder, y en términos de ajedrez el líder es el jugador no es una ficha de tablero; el es quien mueve las fichas para hacerle frente al adversario. Ahora bien, al irse a Cuba Caamaño se iba convirtiendo por su propia voluntad de jugador en fija que otro jugador podía jugar cuando le conviniera. Por otra parte, la situación mundial estaba cambiando a la carrera y se veía que la ola revolucionaria iba cediendo, por lo menos en la América Latina. ¿Durante cuanto tiempo iba a tener que quedarse Caamaño en Cuba aislado de nosotros y del pueblo Dominicano?. En aquellos días era difícil preverlo, pero ahora sabemos que iba a mantenerse en ese aislamiento más de cinco años, tiempo suficiente para que la imagen de cualquier líder se destiña a los ojos de su pueblo, sobre todo si no a sido un líder de actividad prolongada, como no lo fue Caamaño, que pasó por el cielo político nacional con la fuerza de un relámpago, pero también con la velocidad deslumbrante del relámpago. Había llegado, con esa persona que iba a verlo en Cuba, la oportunidad de hacerle saber a Caamaño mis preocupaciones, y no iba a desperdiciarla. 
Así, pues, le hablé a mi visitante de esta manera: “Dile Francis que preveo un entendimiento entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, una especie de acuerdo para llegar a un reparto de influencias en el mundo; explícale cuidadosamente esto que voy a decirte a continuación: que a mi juicio, si hay ese acuerdo entre los dos gigantes, la Unión Soviética le pedirá a los Yanquis que no se matan más con Cuba, que la dejen tranquila, que no le envíen más grupos de antisfidelistas a atacar la isla ni a matar a Fidel; que a cambio de eso, ellos, los Soviéticos, se comprometerán a obtener de Fidel que no manden más guerrillas a otros Países de la América Latina o que cese en su ayuda a las guerrillas que hay ahora en actividad”.
A continuación hice que mi visitante me repitiera esas palabras tal como la había entendido, aunque no fuera tal como yo las había dicho. Mi interés era saber si había captado su sentido. Las repitió y quedé satisfecho; y entonces volví hablar; y esto fue lo que le dije:
“Dile a Francis que se mantenga alerta y que si él advierte señales de ese entendimiento, que se salga de Cuba; que salga por Vietnam y declare al mundo que él estaba en Vietnam observando la manera de combatir de los vietnamitas, y que después de eso el y yo nos veremos donde el quiera”.
Hay terminó la entrevista. La persona que me oyó hablar así esta viva y leerá este articulo; se lo enviare por si tiene que hacer alguna observación, agregar algo que se me haya quedado oculto en los recovecos de la memoria o enmendar cualquier error mío. Pero estoy seguro de que mis palabras fueron en esencia las que están escritas. Esa persona se despidió y no he vuelto a verla. Tampoco volví haber a Francisco Alberto Caamaño, que moriría cinco años después fusilado en las Lomas de Ocoa.
Tal vez iba terminando el mes de mayo quizás estábamos ya en junio; pero es el caso que un domingo, mientras se hallaban en mi casa Peña Gómez y dos jóvenes dominicanas llegó una persona desconocida. Era un cubano que me abrazó con mucha emoción y me entregó una carta, o mejor dicho dos cartas. Una de ellas era de Caamaño; la otra de Raúl Roa. Además de las cartas, el cubano me dio un recado: para dentro de tantos días (ahora no recuerdo si eran diez, doce, o quince) me estaría esperando en Roma un enviado personal de Caamaño. Todavía se hallaba en casa el mensajero cubano cuando llegó otra visita de Madrid con otra carta de muy pocas líneas, que en resumen decía esto: “En estos días van a invitarlo a hacer un viaje fuera de España. No lo haga porque estará vigilado desde que coja el avión”. Por esa razón, quien iba a hacer el viaje a Roma iba hacer José Francisco Peña Gómez y no yo. De ese viaje suyo a Roma a escrito Peña Gómez más de una vez, de manera que pasaré sobre el de prisa sin detalles. En cuanto a la carta de Caamaño que me llevó el cubano, se la devolví con una respuesta muy corta y a mano del propio mensajero que me llevó la suya. ¿Por qué se la devolví?. Porque no quería que esa carta figurara en mi archivo, que en cualquiera salida mía de Benidorm podía ser registrado por agente secreto de cualquier país. En esa carta Caamaño me decía que había recibido el recado que le había enviado en el mes de marzo, pero que yo no comprendía la grandeza del alma de alma de la revolución cubana y de sus lideres; que a esos líderes ningún poder de la tierra los haría desviarse de sus planes de ayudar a la revolución latinoamericana hasta el sacrificio total, de ser necesario, de la revolución cubana.
De esa carta deduje que Caamaño se había sumado con toda el alma a la tesis “foquista” y que no iba abandonarla, y de hay que al darle mis instrucciones a Peña Gómez para la entrevista de Roma le dijera que por ninguna razón comprometiera al partido en ayuda o apoyo a una acción guerrillera, y que si le ofrecían dinero no aceptara, y reclamara solamente la suma gastada e el viaje de Benidorm a Roma ida y vuelta, pero ni un centavo más Recuerdo vivamente que cuando me día cuenta de su misión Peña Gómez me preguntaba como sabia yo que le iban a ofrecer dinero y además decía sonriendo: “ Profesor, era mucho dinero el que querían darme; era un montón enorme de billetes americanos grandes”. 
El cubano (Por cierto, persona muy gentil y evidentemente muy sincera) que me llevó la carta de Caamaño a Benidorm y su recado para que viajara a Roma me mandó un mensaje con un dominicano que vivía en Madrid para que nos viéramos donde yo quisiera, y como yo salía en esos días de viaje hacia Francia y Suiza, le mande a decir que podíamos verlos en Barcelona. Cuando llegué a mi hotel en aquella Ciudad, hay estaba en cubano. Me dijo que yo debería mandar un hombre a Cuba y le dije que podía hacerlo si me facilitaba el pasaje, pero el quiso darme dinero para comprar el pasaje y yo no podía aceptar semejante trato; de manera que cuando volvimos a vernos, en Benidorm, precisamente en presencia del Dr. Peña Gómez (pues en ese momento estaban reunido en mi casa, o mejor dicho frente a mi casa, los compañeros que habían ido a participar en la reunión de la cual salió la llamada Acta de Benidorm), yo le dije con toda franqueza que nosotros como partido no podíamos tener relaciones con el G-2 cubano ni con ningún G-2 del mundo; y hay terminaron mis relaciones y, en cierto sentido, mis relaciones con Cuba con Caamaño.
Digo que en cierto sentido porque yo seguí haciendo esfuerzo por sacar a Caamaño de Cuba, pero él no respondió a esos esfuerzos; y uso la palabra respondió en términos materiales; esto es, no tuve de él en ningún caso ninguna respuesta. Sus padres estuvieron en Benidorm y vinieron a verme, no recuerdo si en el mes de enero de 1969, preocupados, como es natural, por el destino de su hijo, y le expliqué que no temieran nada porque Francis no podría salir de Cuba con una guerrilla hacia Santo Domingo. Ya para esa época había numerosos síntomas de que se había producido entre la Unión Soviética y los Estados Unidos el entendimiento a que me refería antes, y así se lo dije a Doña Nonín y a Don Fausto Caamaño. Aproveché después un viaje de Narciso Isa Conde a Cuba para tratar de que Caamaño saliera de la Isla hermana y se fuera a Vietnam, donde podríamos vernos y tratar el caso dominicano; pero según me contó después Isa Conde en Paris, Caamaño no accedió a tener esa entrevista conmigo. Yo veía en proceso de liquidación la etapa de fervor revolucionario que se había estado viviendo en toda la América a partir del éxito de la revolución cubana y quería que Caamaño volviera al país y se integrara a la lucha política dentro del Partido Revolucionario Dominicano, donde podía desarrollar con toda amplitud sus capacidades de líder; pero el se negó a aceptar la posibilidad, siquiera, de tratar ese tema conmigo. Caamaño no se sintió nunca Perredeista y además, a pesar de que era el producto de una revolución urbana y de masas, se había hecho “foquista” y era “foquista” de corazón, y de hay no iba a sacarlo nadie como demostraron los hechos.
A fines de 1969, cuando retorné de mi viaje a Corea, China, Vietnam y Cambodia, fue a visitarme en mi casa de Paris un amigo de mis días cubano. Ese amigo era el Embajador de Cuba en Paris y acababa de regresar de un viaje a la hermosa isla de Fidel Castro. Era natural que al vernos al cabo de dos años sin haber cambiado una palabra habláramos de varias cosas, y así lo hicimos; pero de buenas a primera me dijo él: “Profesor, el comandante es su amigo; ustedes son amigos viejos. ¿Por qué no le escribe diciéndole cualquier cosa, lo que usted quiera”.
¿Qué pensé yo al oír lo que decía el Embajador Cubano?.
Pensé en el acto en Francisco Alberto Caamaño; pensé en que se me estaba brindando una oportunidad para llegar hasta él y tratarle de alguna manera lo que quería decirle desde hacia tiempo; pero pensé también que Fidel Castro quería que fuera yo quien le diera pie para poder hablar del caso de Caamaño, y por tal razón yo debía hacer una prueba: esperar que el embajador insistiera en la petición. Si insistía, no había duda de que Fidel Castro quería tratar conmigo el problema de la permanencia de Caamaño en Cuba.
Y el embajador insistió, no una sino dos veces, al cabo de las cuales le escribí a Fidel diciéndole generalidades sobre el PRD y sobre la situación general del PRD y los planes que teníamos para desarrollar como un partido bien organizado. Como respuesta a esa carta me llegó una invitación transmitida verbalmente por el embajador, para que fuera a Cuba y la invitación salía directamente de Fidel Castro.
¿Qué tenia yo que hacer ante esa invitación?.
En primer lugar, tenia que pedirle autorización al partido para hacer el viaje a Cuba, y el segundo lugar tenia que estar segura de que ya en Cuba podría ver a Caamaño, y no solo verlo sino hablar con el tantas veces como fuera necesario para convencerlo de que se fuera a Santo Domingo a trabajar dentro del PRD .
¿Pero como podía asegurarme de todo eso con anticipación?.
De una sola manera: proponiéndole a Fidel que antes de salir hacia Cuba yo debía conocer la agenda de lo que iba a tratar con el y esa agenda debía haber un punto que era para mí de interés especial: ver a Caamaño y hablar con el y quedar en libertad decir que lo había visto en Cuba y de que cosas habíamos hablado. Sin cumplirse esos requisitos no podría ir a Cuba porque desde Cuba saldría hacia Santo Domingo y era absolutamente imposible que llegara a mi país yendo de Cuba y que dijera que no había visto a Caamaño que él no estaba en Cuba. Nadie en Santo Domingo habría creído que abriendo ido a Cuba no pude ver a Caamaño, porque ya hacia tiempo que en mi país se sabía que Caamaño se hallaba en Cuba. En cambio, mi posición ante el pueblo dominicano habría sido muy diferente (y además, la única que sabia en un hombre como yo) si al llegar allí hubiera dicho: “Vi a Caamaño, lo invite a venir a trabajar en el PRD y se negó o aceptó y vendrá tal día. 
Desde luego, le propuse al embajador cubano, y a través de él a Fidel castro lo que acabo de decir y espere la respuesta de Fidel. Esa respuesta llegó, pero y en el año de 1970 y no era la que yo esperaba; era así: que no me preocupara por la agenda de lo que íbamos a tratar Fidel y yo, que seria decidido tan pronto yo llegara a la Habana.
¿Qué podría hacer ante esta respuesta? ¿Aceptarla?.
De ninguna manera. Por nada del mundo podía ir a Cuba sin tener la seguridad absoluta, dada por el propio Fidel Castro de que podría ver a Caamaño, podría hablar con él y podría decirle al pueblo dominicano que lo vi y explicarle de que habíamos hablado. Así pues, no acepte el mensaje del embajador (es decir, no lo acepte en mi fuero interno, aunque lo oí con la debida cortesía) y me dispuse a esperar la oportunidad propicia para salirme con mi empeño.
Me acuerdo con el compañero Peña Gómez, Secretario general y jefe del PRD dentro del país, era que yo volvería a Santo Domingo después de pasadas las elecciones de 1970, que iban a tener lugar el 16 de mayo; y por esa razón disponía de tiempo suficiente para esperar un cambio en la actitud de Fidel Castro. En el mes de marzo el embajador cubano volvió a repetirme la invitación de viajar a Cuba y volví a repetirle mis condiciones sin lograr el resultado que buscaba. Pero ya para fines de marzo yo veía con claridad que no iba a poder esperar hasta después de las elecciones sin retornar a Santo Domingo, y no quería salir de Europa sin dejar resuelto el problema que representaba para el porvenir político del país y del PRD el caso de Francisco Alberto Caamaño. Por esa razón, a fines de marzo entré en conversación con un dirigente del partido comunista dominicano, que podía ir fácilmente a Cuba y ver a Caamaño y decirle en mi nombre todo lo que yo quería y no iba a poder decirle.
Ese dirigente del PCD salió para la habana en los últimos días de marzo o en los primeros de abril y llevaba una carta mía para Caamaño en la que le pedía que lo oyera como si se tratara de mi mismo, pues lo que el iba a decirle era lo que no podía decirle yo porque las circunstancias habían cambiado y ya yo no podría verlo en Cuba debido a que tenia que salir para el país lo antes posible. El dirigente del PCD fue a la Habana y vio a Caamaño y habló con el. Desgraciadamente no pudo hacerlo a tiempo, y el día que llegó a verme en Paris yo tenia ya dos o tres horas volando en dirección hacia Santo Domingo. Todavía quedó en el aire una posibilidad, y fue la de que yo aceptara la invitación que me hizo el gobierno cubana para que visitara a Cuba para la celebración del 26 de julio de ese año de 1970; pero yo estaba ya en Santo Domingo, y en caso de haber viajado a Cuba quizás el Doctor Balaguer que pretendió no dejarme entrar en el mes de abril se habría aprovechado de la ocasión para mantenerme fuera del país.
Para mí estaba claro que si se me invitaba a ir a Cuba era porque se aceptaban las condiciones que yo había manifestado. Ahora bien, ¿habría Caamaño aceptado salir de Cuba y venir al país a luchar dentro del PRD?.
Eso no podía saberlo yo y posiblemente no lo sabía ni siquiera Fidel Castro. Los hechos ocurridos en febrero de 1973 indican que Caamaño no habría aceptado mi proposición porque creía en sus métodos de lucha, no en los míos, aunque estos fueran los que aconsejaban las circunstancias del país y de América, así como en el 1965 aconsejaron la guerra del pueblo.