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jueves, 10 de marzo de 2016

Lula: "le tiraron al animal, solo le dieron en la cola no en la cabeza

Lo peor para la clase dominante en Brasil sería la reelección de Lula, asegura Frei Betto


Betto:  "...existe una arremetida de la derecha continental, pero advirtió que ese avance tiene mucho que ver con los errores cometidos por los gobiernos progresistas latinoamericanos.
Según el religioso brasileño, una de esas fallas es no haber alfabetizado políticamente al pueblo.
No trataron de organizar a la gente desde la base, y si no se le politiza, la gente sigue en la concepción de ser consumista, y no de ser ciudadanos."   

Frei Betto. Foto: Folhapress.
Frei Betto. Foto: Folhapress.
El teólogo e intelectual brasileño, Frei Betto, denunció este miércoles en Quito, capital de Ecuador, los abusos cometidos contra el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva por parte del juez que investiga el escándalo de corrupción que sacude a la estatal petrolera Petrobras.
Este juez se dejó encantar por su propia autoridad, y ahora ha cometido abusos, y uno de los más graves fue mandar a buscar a Lula para que prestara declaraciones, como si fuera un bandido, aseguró el fraile dominico a Prensa Latina, tras recorrer la Casa-Museo del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín en esta capital.
De acuerdo con Betto, al magistrado Sergio Moro le hubiese bastado con mandar a alguien del Ministerio Público a casa del exmandatario para interrogarlo, antes de conducirlo de forma coercitiva.
Un hombre que fue dos veces presidente de Brasil, y que ha sido el líder popular más importante del país, merece respeto, recalcó.
Betto, conocido mundialmente por ser un defensor de la Teología de la Liberación, de corte socialista, consideró, no obstante, que esa persecución judicial contra Lula también ayudó a fortalecer al Partido de los Trabajadores (PT).
El PT andaba con baja autoestima por todas esas acusaciones de corrupción, pero ahora se levantó, y se moviliza (en respaldo a su líder), apuntó el fraile dominico, quien dijo estar convencido de que los ataques contra el expresidente buscan evitar que sea candidato en las elecciones de 2018.
Lo peor que puede acontecer para las clases dominantes de Brasil es que Lula gane las elecciones de 2018, y están muy asustados, y van a tratar de sabotear de todas maneras esa posibilidad, agregó.
Interrogado sobre la restauración conservadora denunciada por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, Betto concedió que existe una arremetida de la derecha continental, pero advirtió que ese avance tiene mucho que ver con los errores cometidos por los gobiernos progresistas latinoamericanos.
Según el religioso brasileño, una de esas fallas es no haber alfabetizado políticamente al pueblo.
No trataron de organizar a la gente desde la base, y si no se le politiza, la gente sigue en la concepción de ser consumista, y no de ser ciudadanos, acotó Betto.
En su opinión, es tiempo de que los gobiernos progresistas movilicen a sus pueblos, pero no con consignas, ni frases de efecto, sino con un trabajo político de base que garantice los avances de una conquista liberadora.
(Con información de PL)

miércoles, 2 de marzo de 2016

Pragmatismo antiético del mercado


Por: Frei Betto


En las páginas iniciales del primer libro de la Biblia, el Génesis, sobresale el tema de la ética: en el centro del jardín del Edén había un árbol del bien y del mal. El árbol es el símbolo claro de que toda la organización de la vida humana debe ser planificada en torno a principios éticos.

Nacemos para la libertad. Si somos libres tenemos siempre ante los ojos un abanico de opciones. Podemos optar por la opresión o por la liberación, por la competitividad o por la solidaridad.

Cada una de nuestras opciones, tanto personales como sociales, se fundamenta en una raíz ética o antiética. Pues, como señala santo Tomás de Aquino, todos, sin excepción, estamos en busca del bien mayor, incluso cuando practicamos el mal. Y el bien mayor es la felicidad.

Pero la ética exige una respuesta de cada uno de nosotros: ¿busco mi felicidad, aunque sea a costa de la infelicidad ajena, o busco la felicidad de todos, aunque mi felicidad esté acompañada del sacrificio de la propia vida?

Sabemos que en el mundo capitalista, globocolonizado, el desarrollo, como bien analizó Marx, siempre ha significado mayor acumulación de riquezas en manos privadas. Nunca fue realizado en función de las necesidades reales de la mayoría de la población. Se trazan calles asfaltadas e iluminadas en lotificaciones de terrenos vacíos, destinados a ser condominios de lujo, mientras que las calles populosas de las periferias de las ciudades no merecen ningún tipo de inversión y en ellas proliferan grandes hoyos infectados de desechos humanos.

Quizás el ejemplo más significativo de la lógica perversa que rige el desarrollo capitalista sea el hecho extraordinario de que el ser humano, a un costo de US$ 60 mil millones, ha puesto sus pies en la luna, mientras que todavía no ha logrado poner nutrientes esenciales en el vientre de millones de niños de América Latina,África y Asia.

La razón instrumental de la modernidad fracasó por ceder al pragmatismo del mercado y distanciarse de valores como la ética. En el capitalismo cualquier sistema axiológico constituye un estorbo. La ética sólo existe como discurso para engañar a los ingenuos, parecido a las “manchas verdes” que configuran la propaganda de las grandes empresas devastadoras del medio ambiente. Es el caso de la Compañía Vale, en el Brasil, y la Samarco, vinculada a ella, que en noviembre del 2015, debido a la rotura de una represa, ocasionó el mayor desastre ecológico de la historia del país, envenenando el río Dulce, una de nuestras vías fluviales más importantes y causando un perjuicio tasado en no menos de US$ 5 mil millones.

El desarrollo, en el mundo capitalista, es antes un negocio que un programa de mejoramiento de la calidad de vida de la población. Vea, por ejemplo, la especulación inmobiliaria. Mientras una tercera parte de la población de Rio de Janeiro vive en favelas, o sea dos millones de personas, en la orilla del mar miles de casas y apartamentos permanecen cerrados casi todo el año, siendo utilizados sólo cuando las vacaciones de sus propietarios coinciden con el período de verano.

En el DNI del desarrollo capitalista hay un virus que parece invencible: la corrupción. El Brasil destaca hoy día, por desgracia, como país donde la corrupción contaminó lo mismo al gobierno que a nuestras mayores empresas, como Petrobras. Y recordemos que sucede algo parecido en numerosos países. La diferencia -meritoria para nuestro país- es que los gobiernos de Lula y de Dilma no movieron ni un dedo para impedir a la Policía Federal y al Ministerio Público denunciar e investigar a los corruptos y corruptores en el poder público y en la iniciativa privada, incluyendo presidentes de grandes empresas y a ministros del gobierno del Partido de los Trabajadores.

Toda la historia del desarrollo brasileño está marcada por la alianza entre corrupción e impunidad. Felizmente la Justicia promueve su divorcio, establece transparencia y favorece castigos y cárcel, proceso que, tristemente, está lejos de llegar a su fin.

Frei Betto es escritor, autor de “El desafío ético”, junto con Cristovam Buarque y Verissimo, entre otros libros.