Domingo Nunez administrador Domingon.com/La Revista
El que no sabe es porque no quiere.
No hay nada oculto. Toda la información relevante está ahí fuera, a la mano, disponible para quien sepa, pueda y quiera separarla del ruido, la propaganda, la contrapropaganda, la mentira, la basura y el miedo. No hay Matrix, ni siquiera parece haber una conspiración en la sombra, ni ejecutores señalables. Solo hay desidia, negligencia, complacencia, soberbia, estupidez, pereza. La nuestra. La misma que tiene seguramente cualquier chancho de cualquier modélico y moderno chiquero finlandés. Hasta el día en que llega el matarife, claro. Entonces empiezan las quejas. Pero ya es tarde.
Entre nosotros (y que cada uno juzgue según su conciencia), que somos parte de esa minoría de la humanidad que tuvo el inmerecido privilegio de acceder a una educación y salud razonables, a comer todos los días, a disfrutar de una infancia mínimamente protegida y feliz; a contar con un acceso casi irrestricto a la información, junto con una protección jurídica de derechos fundamentales y una conciencia de su inviolabilidad sin parangón en la Historia de la Humanidad; entre nosotros, el que no sabe es porque no quiere.
AUDIOLIBROS
Los siguientes audiolibros están disponibles en este blog, habiendo sido realizados con el único fin de facilitar el acceso a la lectura a personas que tengan algún tipo de discapacidad que les impida el acceso a la lectura en papel. Con el paso de los meses se seguirán agregando obras a la lista.
(Os ruego encarecidamente que me informéis ante cualquier incidencia o percance os impida acceder a los enlaces, a fin de que pueda solucionarlo rápidamente)
¡Ojalá que puedan ser aprovechados por sus destinatarios y que les aporten tanta felicidad, preguntas y conocimientos como a mi su lectura!
Libro I (Madrid: Acantilado 2007 Trad. de Bayod Brau), y
Libros II y III (Paris: Editorial Garnier, 1898 Traducción de Roman y Salamero).
Próximas obras:
Harris, Marvin – Introducción a la Antropología General
Lawrence, Th. E. – Los siete pilares de la sabiduría (Edición de Victoria Ocampo, Sur, 1944)
Marx, K. El Capital (tomo II)
Marx, K. El Capital (tomo III)
Polanyi, K. La gran transformación
Rousseau, J.J. – Las ensoñaciones del paseante solitario
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La razón de todo esto.
Hace ya algunos años que, a causa de los largos viajes en coche a que me obligaba el trabajo, me aficioné a los audiolibros. Gracias a ellos me reencontré con el mundo mágico de las historias contadas, un mundo maravilloso que creía perdido, alejado irremediablemente de aquella niñez cuando mi padre, cada noche, nos contaba cuentos desde su cama… hasta que el pobre (pobre papá, ¡qué voluntad y paciencia nos ponía!) se quedaba dormido.
Busqué y rebusqué, para encontrar con sorpresa y desaliento que el género del audiolibro, salvo honrosas excepciones, se hallaba en un estado incipiente (en castellano, no así en inglés, idioma en el que hay una oferta apabullante), reducido a unas pocas obras «populares», generalmente fragmentarias, que, lamentablemente, no suelen ser ni mucho menos las mejores ni las más interesantes.
Y entonces me pregunté… ¿Cómo hacen un ciego o un enfermo para disfrutar de una buena obra, si no pueden leer?. Muy fácil: no pueden. Lo poco que hay de calidad es vergonzosamente exiguo, y reducido a literatura universal. Varios años de búsqueda obsesiva no me permitieron encontrar ni una sola obra de estudio (salvo la Biblia o el Corán), medianamente rigurosa y seria, de cualquier ámbito de las humanidades: nada de derecho, nada de política o de historia (pero si mucho de propaganda y desinformación), por no hablar de filosofía o antropología. Parecía como si alguien, por el mero hecho de estar enfermo, o incapacitado para leer, tuviera que ser (o resignarse a ser) ignorante o idiota. La conclusión parece obvia: para el «mercado» (en este caso del audiolibro) los discapacitados, no son negocio.
Sinceramente, me pareció una barbaridad. Pensé incluso en mi mismo, egoístamente, viéndome algún día en una cama de hospital, postrado durante semanas, convaleciente, sin poder hacer otra cosa que … ¡ver la televisión!. Y decidí intentar hacer algo para cambiar esa situación.
Me propuse empezar a grabar por mi cuenta aquellos audiolibros, de momento inexistentes, que a mi me hubiera gustado encontrar y disfrutar, en la certeza de que hay muchos miles de personas como yo, con las mismas inquietudes que yo, y que no pueden acceder a su disfrute ni al conocimiento, víctimas involuntarias de la desgracia sobrevenida y de vivir en una sociedad que todo lo ha transformado en mercancía, tanto al libro como al «lector» (aunque se trate de un oyente, en este caso).
Con ese fin, mi plan de trabajo se dividirá provisionalmente en dos apartados.
Por un lado acometeré la grabación de una colección de libros que permitan alcanzar al oyente una visión de conjunto que se corresponda con la realidad del mundo en que vivimos, a fin de poder comprender los procesos fundamentales que gobiernan la historia y el presente. Lógicamente tratará sobre temas de historia, economía, política y filosofía. No serán (espero) excesivamente técnicos o complejos, ya que la audición no permite hacer análisis profundos ni minuciosos, ni búsquedas, ni marcas, sino que fija en la memoria por sedimentación. Pero estoy seguro que la capacidad expositiva y brillantez de sus autores suplirá con creces esas limitaciones, permitiendo al oyente acceder a problemas y planteamientos de vital importancia. No obstante, dentro de mis posibilidades acompañaré la audición con textos explicativos introductorios para allanar la comprensión, y para ello agradeceré colaboraciones competentes, crítica o debate, ya que no hay esfuerzo intelectual que no se enriquezca en el diálogo.
Por otro lado, ya que no solo de conocimientos vive el hombre, grabaré algunas piezas que considero claves de la literatura universal, fatalmente olvidadas en las librerías, de lo que también se escribirán reseñas introductorias, y se agradecerán colaboraciones enriquecedoras.
Con todo ello, lejos de la burda «actualidad» (hay tanta belleza y verdad publicada en la historia de la humanidad que serían necesarias veinte vidas para agotarlas), trataré de ir confeccionando, a escala de mis modestas capacidades, un pequeño «botiquín de supervivencia» moral e intelectualque sirva para aliviar las horas de soledad y aislamiento a que se pueda ver involuntariamente condenada una persona, y le permita enriquecerse humanamente, estimulando su reflexión.
¡Ojalá que al menos una persona pueda sentir que oír una de estas grabaciones ha merecido la pena!.
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Una petición.
Dotar de contenido a este sitio, pacientemente, como una hormiga, ha sido y es para mi una de mis mayores satisfacciones. Y, desde luego, pocas cosas han podido causarme tanta felicidad como los mensajes recibidos de agradecimiento o felicitación. Pero no deja de ser una tarea ardua y solitaria, para la que prácticamente no he obtenido hasta hoy ninguna ayuda ni colaboración.
Quiero seguir adelante grabando obras importantes para quienes no pueden leer. Pero mis fuerzas y mis recursos son limitados, y mis necesidades vitales son tan humanas como las de cualquier otro.
A quienes crean que este proyecto es en si mismo algo valioso, y quieran y puedan colaborar económicamente con él, les ruego que contribuyan en la medida de sus posibilidades a fin de que las horas de grabación sean a la larga un esfuerzo sostenible.
¡Gracias a tod@
El hombre y su historia, Cultura y Sociedad, Vida y salud,
#EnLaFrontera609 -
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