viernes, 19 de febrero de 2016

40 imágenes que cambiaron nuestra percepción del mundo.

Robert Capa, uno de los grandes fotógrafos de la historia, decía que si una foto no era lo suficientemente buena era porque no estabas lo suficientemente cerca. Es probable que tenga razón, y no sólo en el sentido físico de la expresión, la fotografía es mejor cuanto más implicado se esté en la imagen que se quiera fotografiar. Esta es una muestra de ello, de fotografías históricas que cambiaron la concepción que teníamos del mundo.



Este artículo también habla de la importancia de la fotografía (y el fotógrafo), de la poderosa fuerza que tiene muchas veces una “simple” imagen frente al momento. Dependiendo del mismo y el contexto en el que se encuentre la escena, la foto adquiere mayor o menor dramatismo, pero todas tienen un denominador común: son historia de la humanidad, de los cambios y desafíos a los que se ha enfrentado el hombre desde que la imagen se pudo hacer foto. Empezamos:

Caballo en movimiento (1878)

Obra del fotógrafo e investigador Eadweard Muybridge, esta fotografía histórica muestra (y explica) por primera vez como el caballo se mantiene en el aire sin tocar el suelo en una milésima de segundo mientras galopa. Para ello desarrolló un obturador mecánico con el que consiguió un tiempo de exposición de récord y colocó 24 cámaras activadas al paso del caballo que se irían disparando. Esta serie de fotos es la demostración de la teoría.

Muerte de un miliciano (1936)

La imagen, de las más icónicas de Robert Capa (y del siglo XX), fue tomada un 5 de septiembre de 1936 en Espejo (Córdoba). Se trata también de una de las fotografías más conocidas de la Guerra Civil española. Lo que vemos es la muerte de Federico Borrell García, miliciano anarquista, en el momento en que es alcanzado por una bala. Su importancia reside en la simbología que ha adquirido en el tiempo contra el fascismo o como declaración contra la guerra más universal.

Madre migrante (1936)

Esta imagen ha sido tomada universalmente como la cara de la Gran Depresión mostrando la fuerza y valentía de los obreros inmigrantes. Obra de Dorothea Lange, la fotógrafa capturó la imagen durante su visita a un campamento de recolección de guisantes. La mujer de la foto es Florence Owens Thompson y en 1960 Lange contaría así la historia del disparo:

Vi y me acerqué a la famélica y desesperada madre como atraída por un imán. No recuerdo cómo le expliqué mi presencia o mi cámara a ella, pero recuerdo que ella no me hizo preguntas. No le pedí su nombre o su historia. Ella me dijo su edad, que tenía 32 años. Me dijo que habían vivido de vegetales fríos de los alrededores y pájaros que los niños mataban. Acababa de vender las llantas de su coche para comprar alimentos. Ahí estaba sentada reposando en la tienda con sus niños abrazados a ella y parecía saber que mi fotografía podría ayudarla y entonces me ayudó. Había una cierta equidad en esto.

Hubble en el telescopio Hooker (1937)

En esta mítica imagen podemos ver a Edwin Hubble, uno de los más importantes astrónomos del siglo XX y considerado el padre de la cosmología observacional, mirar a través del ocular del telescopio Hooker de 100 pulgadas en el Observatorio Wilson. La imagen fue tomada por la fotógrafa Margaret Bourke-White para la revista LIFE.

Hindenburg (1937)

La instantánea es un icono porque supuso el principio del fin de una industria, la de los vuelos en Zeppelin., que hasta ese momento era considerada la forma más segura de viajar por aire. El momento tuvo lugar el 6 de mayo de 1937 cuando en el dirigle Hindenburg se produce una explosión muriendo 35 de los 97 personas a bordo.

Montañas Tetons y el Río Serpiente (1942)

Obra del fotógrafo Ansel Adams, la imagen es la primera muestra en crudo de la naturaleza en una instantánea elevándola a la categoría de arte. La foto es icónica al tratarse de la primera en impulsar un movimiento de protección del medio ambiente que dura hasta nuestros días. Además, se trata de una de las obras seleccionadas por la NASA para representar la diversidad de la vida y la cultura en la Tierra.

Desembarco de Normandía (1944)

La imagen pertenece al National Archives de Estados Unidos. La escena, el momento en el que los miembros estadounidenses del 16 Régimen de Infantería y 1ª División de Infantería se disponen a tomar Omaha Beach en la mañana del 6 de junio de 1944.

Bomba Atómica en Nagasaki (1945)

La foto fue tomada por la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Una prueba, probablemente de las mayores, de la capacidad del hombre para causar la destrucción a gran escala. La captura recoge la nube de hongo tras la explosión nuclear que causó sobre la marcha la muerte de 80.000 personas.
El beso (1945)

14 de agosto de 1945, la noticia de la rendición de Japón se anunció en Estados Unidos señalando el fin de la Segunda Guerra Mundial. Las calles se llenaron de gente celebrando el momento. En Times Square se encontraba el fotógrafo Alfred Eisenstaedt, quién, mientras tomaba fotos de la celebración, vio como un marinero agarraba todo lo que había a su paso. Al llegar a la enfermera inmortalizó el momento. La imagen sigue siendo un símbolo de la exuberancia de Estados Unidos al final de la guerra.
Gandhi y su rueca (1946)

Una de las grandes imágenes de Margaret Bourke-White para LIFE. La reportera se encontraba en la India y tuvo la oportunidad de retratar a una de las figuras más influyentes del siglo XX. Como curiosidad, para poder tomar la foto White tuvo que aprender a utilizar la rueca y no pudo hablar con Gandhi (era su día de silencio).
Dali Atomicus (1948)

Obra de Philippe Halsman, hablamos posiblemente de uno de los pocos fotógrafos que hizo carrera tomando retratos de gente saltando. La instantánea es un símbolo de la fotografía haciendo realidad el surrealismo. El momento captado era un homenaje de Halsman a la nueva era atómica y a la obra surrealista de Dalí. Para ello tuvieron que pasar seis horas, 28 saltos y una sala llena de asistentes que lanzaban los gatos y los cubos de agua al aire para conseguir la exposición perfecta.

Picasso y la “pintura con luz” (1949)

La instantánea muestra a uno de los grandes artistas del siglo XX, Pablo Picasso, dibujando un centauro bajo la técnica Light Painting. Una escena icónica que vino a popularizar la disciplina empezada años antes por Man Ray. En este caso fue obra del fotógrafo Gjon Mili.

Segregación en la fuente de agua (1950)

La imagen es obra de Elliott Erwin y es una poderosa fotografía que señala la injusticia de la segregación social en la década de los 50, convertida más tarde en un símbolo de la necesidad de cambio. Fue tomada en Carolina del Norte.

Einstein saca la lengua (1951)

Es posible que te preguntes la razón de esta foto y su importancia. Básicamente y con el tiempo la icónica imagen ha sido un símbolo que humaniza a los genios, en este caso desde el sentido del humor. La instantánea tiene su historia, y es que Einstein celebraba su 72 cumpleaños cuando un gran número de fotógrafos le rodeaba, la presencia de tanto fotógrafo causó la mueca del físico, la cual únicamente fue capturada por el fotógrafo Arthur Sasse.

Primera película 3D (1952)

El disparo tuvo lugar en el teatro Paramount. El momento: el estreno de la película Bwana Devil, el primer largometraje en 3D. Una foto icónica utilizada como símbolo de una nueva era en la industria del cine marcada por los “nuevos” efectos especiales.

Reencuentro tras la guerra (1956)

Icónica foto de Helmut Pirath que simboliza a la vez la crueldad de una guerra y la esperanza tras ella. La escena muestra a un prisionero alemán de la Segunda Guerra Mundial en el momento en el que se reencuentra con su hija. La niña no había visto a su padre desde que tenía 1 año de edad.

Martin Luther King (1957)

Obra del fotógrafo Paul Schufzer para la revista TIME, la imagen es un símbolo de las primeras manifestaciones masivas por los derechos civiles. Un disparo que nos muestra a Luther King en la manifestación de la Peregrinación por la Libertad. Aunque la foto data de 1957 no vería la luz hasta una semana después del asesinato de Luther King, en 1968.

El muro que dividió al mundo (1961)

Esta captura se ha convertido con el tiempo en icono de lo que fue la guerra fría, resumiendo a la perfección la desesperación de muchos ciudadanos. El momento recoge la huída del soldado Hans Conrad Schumann arriesgando su vida al saltar un alambre de púas. Estaba desertando de la RDA una vez empezada la construcción del Muro de Berlín.

Monje quemado (1963)

Imagen que abrió los ojos al mundo por la impactante escena en una calle de Saigón. El fotógrafo Malcolm Browne ganaría el premio Pullitzer por mostrar al monje budista quemándose hasta morir en señal de protesta contra las persecuciones que sufrían los budistas por parte del gobierno.

Primera caminata espacial (1965)

Esta imagen de la NASA fue otro hito inmortalizando a Edward H. White II, el primer hombre que experimenta esa fascinante experiencia que debe ser la falta de gravedad flotando en el “aire”. El momento fue un 3 de junio de 1965. El astronauta formaba parte de la tripulación de la Gemini-Titan 4.

Muhammad Ali vs Sonny Liston (1965)

La imagen es obra del fotógrafo deportivo Neil Leifer y se ha convertido en icónica de una época y un personaje, Ali. El combate, una revancha por el título de Campeón del Mundo de los pesos pesados, sigue siendo controvertido por la forma en la que Liston cayó al final del segundo asalto.

Empieza la vida (1965)

Está imagen es histórica por tratarse de la primera instantánea de un feto humano de 18 semanas de vida a través de un endoscopio. Fue obra del fotógrafo científico Lennart Nilsson.
La flor de Jane (1967)

Esta instantánea del fotógrafo Marc Riboud se convirtió en símbolo del movimiento Flower Power de los 60. En la escena se capta el momento en el que la joven pacifista Jane Rose Kasmir planta una flor en la bayoneta de un soldado del Pentágono durante una protesta contra la guerra de Vietnam el 21 de octubre de 1967.
Saludo Black Power (1968)

Ocurrió en los Juegos Olímpicos de 1968. Conocido como el saludo Black Power como señal de protesta de los derechos civiles negros en Estados Unidos. Los atletas Tommie Smith y John Carlos (oro y bronce en 200 metros) alzaban su puño en un guante negro mientras sonaba el himno nacional estadounidense. Como resultado el Comité Olímpico los acabaría expulsando.

Ejecución a un Viet Cong por la policía de Saigón (1968)

Esta terrible imagen muestra con toda la crudeza los acontecimientos durante la Guerra de Vietnam. Ganadora de un premio Pulitzer en 1969, la foto de Eddie Adams capta el instante en el que el general Nguyen Ngoc Loan de la policía survietnamita está a punto de ejecutar a un prisionero del Viet Cong.

Earthrise (1968)

Earthrise fue catalogada por la revista Time como una de las 100 fotografías que cambiaron el mundo. Representa la contemplación de nuestra frágil existencia y de nuestro lugar en el cosmos. Fue tomada por el astronauta William Anders durante la misión Apolo 8 a la Luna el 24 de diciembre de 1968. Lo que vemos: nada menos que la Tierra parcialmente en un primer plano de la superficie lunar. La instantánea fue tomada desde la órbita lunar.

Apollo 11 despega (1969)

Un 16 de julio de 1969 comenzaba la misión espacial Apollo 11 con el objetivo de que el hombre pisara la Luna. La imagen de la NASA captura el momento del despegue que llevaría a Edwin Aldrin y Neil Armstrong a la mayor misión espacial hasta ese momento. Uno de los mayores éxitos de la agencia.

El hombre llega a la Luna (1969)

La instantánea, capturada por Neil Armstrong, es histórica. Se trata de la primera vez que el hombre llega a la Luna el 21 de julio de 1969. En la imagen aparece el astronauta Buzz Aldrin.

La niña del Napalm (1972)

8 de junio de 1972. Durante la guerra de Vietnam, Estados Unidos lanza una bomba de napalm en la zona de Trang Bang. La escena que capturó Nick Ut es hoy la muestra más gráfica del horror de esa guerra. La niña Phan Thj Kim Phúc, de apenas 9 años, es alcanzada produciéndoles graves quemaduras en todo el cuerpo. La fotografía fue portada del New York Times, ganando el Pulitzer a la mejor imagen de 1972.

Niña Afgana (1984)

Otra imagen icónica, en este caso para la publicación National Geographic. Hasta el 2002 se desconocía la identidad de Sharbat Gula, un retrato que ha simbolizado la lucha de los refugiados de todo el mundo.

Caída del muro de Berlín (1989)

El 9 de noviembre de 1989 caía el muro de Berlín. Lo hacía 28 años después de su construcción del conocido también como muro de la vergüenza que separó a la RFA de la RD. La instantánea de Anthony Suau simbolizaba el fin de la opresión, un momento en el que un ciudadano de Berlín de Occidente ataca el muro con un mazo mientras un cañón de agua intenta repeler la acción.

El hombre del tanque (1989)

La imagen fue capturada por el fotógrafo Jeff Widener para Associated Press. El título es el apodo que se le dio al hombre anónimo que se situó frente a la pila de tanques durante la revuelta de la Plaza de Tiananmen en China. Una imagen revolucionaria donde un ciudadano desconocido hacía frente valientemente al gobierno. La revista TIME calificó en 1998 al “desconocido” como una de las 100 personas más influyentes del siglo XX.

Niño en Sudán (1994)

Esta fotografía fue ganadora del premio Pulitzer y es obra del fotógrafo Kevin Carter. La imagen muestra a un niño famélico en Sudán junto a un buitre que parece esperar la muerte del crío para alimentarse. Una fotografía que escenifica la crueldad de la hambruna y la pobreza.

Bliss (1996)

¿Te suena de algo? Es la mítica foto que ha acompañado a miles de personas como fondo de escritorio por defecto en Windows XP. La imagen, frente a lo que muchos pensaban, tiene una gran historia detrás, es totalmente real y no tiene ningún retoque. Por aquí te contamos hace unos meses la historia detrás de esta icónica fotografía.

La difícil situación de los refugiados de Kosovo (1999)

Premio Pulitzer en el 2000 por su trabajo en las conmovedoras imágenes sobre los refugiados de Kosovo, la imagen tomada por Carol Guzy muestra a Agim Shala, un niño de dos años al que sus abuelos pasan por encima de una valla de alambres para reunirlo con sus padres.

El hombre que cae (2001)

The Falling Man, título original que se le ha dado a esta fotografía de Richard Drew, muestra la crudeza de los terribles atentados que ocurrieron el 11 de septiembre en Estados Unidos. En la imagen se puede apreciar como un hombre cae al vacío desde la Torre Norte del World Trade Center, probablemente eligiendo saltar para evitar morir por las llamas. La imagen y la postura que consiguió capturar Drew acabó en un documental que trataba de averiguar la identidad del hombre. También fue muy criticada por muchos sectores en Estados Unidos, razón por la que Drew respondería lo siguiente:

Esta fotografía muestra cómo afectaron los atentados a las vidas de la gente en esos momentos, y creo que eso explica por qué es una imagen importante. No fotografié la muerte de esa persona. Fotografié una parte de su vida. Eso es lo que decidió hacer, y creo que conseguí inmortalizarlo.
The Blue Marble (1972-2012)
El 7 de diciembre de 1972 se tomó la famosa imagen de la Tierra por la tripulación del Apolo 17 desde una distancia de 45.000 kilómetros. Aún hoy se trata de una imagen impactante debido a que muestra el planeta completamente iluminado (los astronautas tenían el Sol detrás). Con el tiempo la NASA ha ido mejorando y retocando la fotografía hasta el año 2012, momento en el que publicó una composición de la Tierra en alta definición a través de varias instantáneas por satélite.

1972


2012


Amanecer en Marte (2005)

Aunque la imagen no pertenece a la Tierra, la exploración en Marte nos da una idea como nunca antes del espacio y la porción de él que ocupamos desde nuestro planeta. La imagen tomada por el robot Spirit de la NASA nos mostraba un 19 de mayo del 2005 un atardecer sobre el cráter Gusev, a unos 80 km de donde se encontraba el robot. Una foto histórica con la que acabamos este repaso al pasado, abriendo una puerta al futuro próximo.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Imágenes inéditas y crudas del Che Guevara






Imágenes inéditas y crudas del Che Guevara

Estas son las fotos más memorables del gran revolucionario Che Guevara, mira estas fotos y conoce un poco más sobre este gran luchador. ¡Son unas fotos únicas!
Ernesto Guevara, mejor conocido como Che Guevara, era un hombre admirable.









Fue un escritor, político, periodista y médico de nacionalidad argentino-cubana, este hombre llegó a ser uno de los ideólogos y comandantes de la Revolución cubana en los años 1953 y 1959.

Estuvo en varios cargos altos, entre ellos fue el presidente del Banco Nacional y ministro de Industria. El Che Guevara también impulsó la instalación de focos guerrilleros en varios países de América Latina, durante su vida este hombre fue admirado por muchos y estas fotos son los pocos recuerdos que nos quedan de este revolucionario.

Compartiendo con su familia

En esta foto aparece con los hijos que tuvo con Aleida March, ellos fueron Aleida, Camilo, Celia y Ernesto. El Che tuvo otra hija con Hilda Gadea, llamada Hilda Beatriz.Jugando con su hija

Aquí aparece el Che Guevara con una de sus hijas, él tuvo tres hijas en total y dos hijos. Aunque Jorge Castañeda asegura que tuvo un hijo con Lidia Rosa López, una aventura extramatrimonial, este hijo sería Omar Pérez.

El Che en una conferencia


El Che era escuchado y seguido por muchos otros revolucionarios y grupos de personas que querían derrocar a gobiernos dictatoriales.









El Che en India


En su viaje a India, el Che se reunió con Jawaharlal Nehru. Realizó diferentes viajes importantes para conocer a personas sobresalientes de cada país.

El revolucionario con su esposa


Ernesto tuvo un amor pasajero, se llamaba María del Carmen Chichina Ferreyra. Su primera esposa fue Hilda Gadea, una peruana dirigente del APRA y su segunda esposa fue Aleida March, una activa militante del Movimiento.

Fumando un habano

Además de fumar tabaco en pipa, el Che también disfrutaba de fumar buenos habanos para ocasiones especiales.

Ernesto y Fidel en una marcha


Mientras se gestaba la Revolución Cubana, Guevara y Castro comandaban y lideraban marchas para lograr un cambio en la isla.

El Che y Fidel riéndose


Fidel y Ernesto se conocieron en México, en el Movimiento 26 de Julio, dirigido por Fidel, este era un grupo guerrillero en Cuba para derrocar al dictador Batista e iniciar una gran revolución social.

Fumando mientras está herido en una cama


El Che fue herido de bala en la pierna, fue trasladado a La Higuera donde fue recluido en la escuela. En esta fotografía se muestra una recreación moderna de una de las escenas mortuorias más famosas.









Fumando una pipa


El Che disfrutaba de fumar buen tabaco, era común verlo por las calles o en reuniones encendiendo su pipa con tabaco y fumando.


El Che en sus últimos segundos de vida

No se sabe realmente qué pasó con los restos del Che, pues el General Juan José Torres declaró que fue cremado, y el General Alfredo Ovando declaró algo diferente. Mientras que otras fuentes aseguraban que se había enterrado en la madrugada del 11 de octubre por el teniente coronel Selich.

Soldados con el cuerpo del Che

Esta foto fue tomada el día de la muerte de Ernesto, mientras estuvo en exhibición. Monjas lo visitaron el 9 y cortaron mechones de cabello, y los guardaron como talismanes, pues aseguraban que tenía un gran parecido a Jesús. La noche del 10 de octubre se cortaron las manos del cuerpo como prueba de muerte.

El cuerpo muerto del Che


La tarde del 9 de octubre de 1967, se trasladó el cuerpo del Che en helicóptero hacia Vallegrande, lo colocaron en el lavadero del hospital Nuestro Señor de Malta y estuvo en exhibición pública durante ese día.

Monika Ertl ajusto cuenta uno de los que mataron al Che

Monika Ertl, la mujer que ajustició al hombre que cortó las manos a Ernesto Che Guevara

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En Hamburgo, Alemania, eran las diez menos veinte de la mañana del 1 de abril de 1971. Una bella y elegante mujer de profundos ojos color de cielo entra en la oficina del cónsul de Bolivia y, espera pacientemente ser atendida. Mientras hace antesala, mira indiferente los cuadros que adornan la oficina. Roberto Quintanilla, cónsul boliviano, vestido elegantemente de traje oscuro de lana, aparece en la oficina y saluda impactado por la belleza de esa mujer que dice ser australiana, y quien días antes le había pedido una entrevista.
Por un instante fugaz, ambos se encuentran frente a frente. La venganza aparece encarnada en un rostro femenino muy atractivo. La mujer, de belleza exuberante lo mira fijamente a los ojos y sin mediar palabra extrae un revolver y dispara tres veces. No hubo resistencia, ni forcejeo, ni lucha. Los impactos dieron en el blanco. En su huida, dejó atrás una peluca, su bolso, su Colt Cobra 38 Special, y un trozo de papel donde se leía: Victoria o muerte. ELN.
¿Quién era esta audaz mujer y por qué habría asesinado a Toto Quintanilla?
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En la milicia guevarista había una mujer que se hacía llamar Imilla cuyo significado en lengua quechua y aimara es Niña o joven indígena (ahora considerado un insulto en Bolivia). Su nombre de pila: Mónica (Monika) Ertl. Alemana de nacimiento que había realizado un viaje de 11 mil kilómetros desde la perdida Bolivia con el único propósito de ajusticiar a un hombre, el personaje más odiado por la izquierda mundial: Roberto Quintanilla Pereira.
Ella, a partir de ese momento, se convirtió en la mujer más buscada del mundo. Acaparó las portadas de los diarios de toda América. Pero ¿cuáles eran sus razones y cuáles sus orígenes?
Retornemos al 3 de marzo de 1950, fecha en la que Mónica había llegado a Bolivia con Hans Ertl –su padre– a través de la que sería conocida como la ¨ruta de las ratas¨, sendero que facilitó la huida de miembros del régimen nazi hacia Suramérica al finalizar el conflicto armado más grande y sangriento de la historia universal: la II Guerra Mundial.
Hans Ertl (Alemania-1908-Bolivia-2000) alpinista, innovador de técnicas submarinas, explorador, escritor, inventor y materializador de sueños, agricultor, converso ideológico, cineasta, antropólogo y etnógrafo aficionado. Muy pronto alcanzó notoriedad al retratar a los dirigentes del Partido Nazi cuando filmaba la majestuosidad, la estética corporal y las destrezas atléticas de los participantes en los Juegos Olímpicos de Berlín (1936), bajo la dirección de la cineasta Leni Riefenstahl quien glorificó a los nazis.
Sin embargo, tuvo el infortunio de ser reconocido para la historia (y su posterior desgracia), como el fotógrafo de Adolfo Hitler, aunque el iconógrafo oficial del Führer haya sido Heinrich Hoffman del escuadrón de defensa. Citan algunas fuentes que Hans estaba asignado para documentar las zonas de acción del regimiento del famoso mariscal de campo, apodado El Zorro del Desierto Erwin Rommel, en sus travesía por Tobruk, África.
Como dato curioso, Hans no perteneció al partido nazi pero, a pesar de que aborrecía la guerra, exhibía con orgullo la chaqueta diseñada por Hugo Boss para el Ejército alemán, como símbolo de sus gestas de otrora, y su garbo ario. Detestaba que lo llamaran nazi, no tenía nada contra ellos, pero tampoco contra los judíos. Por irónico que parezca fue otra víctima de la Schutzstaffel.
Al término la Segunda Guerra Mundial, cuando el Tercer Reich se derrumbó, los jerarcas, colaboradores y allegados al régimen nazi huyeron de la justicia europea refugiándose en diversos países, entre ellos, los del continente americano con el beneplácito de sus respectivos gobiernos y el apoyo incondicional de Estados Unidos. Se dice que era una persona muy pacífica y no tenía enemigos, así que optó por quedarse en Alemania un tiempo trabajando en asignaciones menores a su status, hasta que emigró con su familia. Primeramente a Chile, en el austral archipiélago de Juan Fernández, “fascinante paraíso perdido”, donde realizó el documental Robinson (1950), antes que otros proyectos.
Después de un largo viaje, Ertl se establece en 1951 en Chiquitania, a 100 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz. Hasta ahí llegó para instalarse en las prósperas y vírgenes tierras cual conquistador del siglo XV, entre la espesa e intrincada vegetación brasileño-boliviana. Una propiedad de 3,000 hectáreas donde construiría con sus propias manos y materia autóctona lo que fue su hogar hasta sus últimos días: La Dolorida.
El vagabundo de la montaña, como era conocido por los exploradores y científicos, deambulaba con su pasado a cuestas, por la inmensa naturaleza con la visión ávida de desentrañar y capturar con su lente todo lo percibido de su entorno mágico en Bolivia al tiempo que comenzaba una nueva vida acompañado de su esposa y sus hijas. La mayor se llamaba Mónica, tenía 15 años cuando dio lugar el exilio y, aquí empieza su historia…
Mónica había vivido su niñez en medio de la efervescencia del nazismo de Alemania y cuando emigraron a Bolivia aprendió el arte de su padre lo que le valió para trabajar después con el documentalista boliviano Jorge Ruiz. Hans realizó en Bolivia varios filmes (Paitití y Hito Hito) y trasmitió a Mónica la pasión por la fotografía. Por cierto, fácilmente podemos reclamarla como mujer pionera de las realizadoras de documentales en la historia del séptimo arte.
Mónica se crió en un círculo tan cerrado como racista, en el que brillaban tanto su padre como otro siniestro personaje al que ella se acostumbró a llamar con cariño El Tío Klaus. Un empresario germano (seudónimo de Klaus Barbie (1913-1991) y exjefe de la Gestapo en Lyon, Francia) mejor conocido como El Carnicero de Lyon.
Klaus Barbie, cambiaría su apellido por Altmann antes de involucrarse con la familia Ertl. En el estrecho círculo de personalidades en La Paz, donde este hombre ganó suficiente confianza de tal forma que, el propio padre de Mónica, fue quien lo introdujo, incluso, le consiguió su primer empleo en Bolivia como ciudadano judío alemán, de quien se dice asesoró dictaduras suramericanas.
La célebre protagonista de esta historia, se casó con otro alemán en La Paz y vivió en las minas de cobre en el norte de Chile pero, luego de 10 años, su matrimonio fracasó y ella se convirtió en una política activa que apoyó causas nobles. Entre otras cosas ayudó a fundar un hogar para huérfanos en La Paz, ahora convertido en hospital.
Vivió en un mundo extremo rodeada de viejos lobos torturadores nazis. Cualquier indicio perturbador no le resultaba extraño. Sin embargo, la muerte del guerrillero argentino Ernesto Che Guevara en la selva boliviana (octubre de 1967) había significado para ella el empujón final para sus ideales. Mónica, según su hermana Beatriz, “adoraba al Che como si fuera un Dios”. A finales de los 60, todo cambió con la muerte del Che Guevara, rompió con sus raíces y dio un drástico giro para entrar de lleno a la milicia empuñando las armas con la Guerrilla de Ñancahuazú, tal como lo hiciera en vida su héroe por la desigualdad social. Mónica dejó de ser aquella chica apasionada por la lente para convertirse en Imilla la Revolucionaria, refugiada en un campamento de las colinas bolivianas. A medida que fueron desapareciendo de la faz de la Tierra la mayor parte de sus integrantes, su dolor se trasformó en fuerza para reclamar justicia, convirtiéndose en una clave operativa para el Ejército de Liberación Nacional.
En 1971 cruza el Atlántico y vuelve a su natal Alemania, y en Hamburgo ejecuta personalmente al cónsul boliviano, el coronel Roberto Quintanilla Pereira, responsable directo del ultraje final a Guevara: la amputación de sus manos, luego de su fusilamiento en La Higuera. Con esa profanación firmó su sentencia de muerte y, desde entonces, la fiel Imilla se propuso una misión de alto riesgo: juró que vengaría al Che Guevara.
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Quintanilla, primero por la izquierda.

Después de cumplir su objetivo comenzaría una cacería que atravesó países y mares y que sólo encontró su fin cuando Mónica cayó muerta en 1973, en una emboscada que según algunas fuentes fidedignas le tendió su traicionero “tío” Klaus Barbie, años después Barbie sería deportado a Francia, donde se le juzgaría y sentenciaría a cadena perpetua por su pasado nazi, muriendo en prisión en 1991.
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martes, 16 de febrero de 2016

Camilo, Caamaño, memoria y rebeldía



Camilo Torres y Francisco Alberto Caamaño Deñó son símbolos de firmeza y valentía. Hoy, cuando el poder hegemónico utiliza los más sucios recursos contra los procesos revolucionarios en marcha, es preciso rendir homenaje a quienes no claudicaron.

Camilo Torres sin sotana

“¿Por qué le parece indispensable la revolución?” En junio de 1965, el periodista Jean-Pierre Sergent, hace la pregunta, y Camilo responde: “La revolución es indispensable porque ahora el poder se encuentra en manos de una minoría de más o menos cincuenta familias incapaces de afectar sus intereses por los de la mayoría, lo que significa que esta minoría posee también el control político, el de las elecciones, el de todos los medios y de todos los factores del poder y que al derribarse, se ejecuta lo que considero una revolución: el cambio de la estructura del poder de manos de la oligarquía a manos de la clase popular”.

Por negarse a disociar palabra y acción, Camilo fue despojado de la sotana y le fue retirada la facultad de oficiar misa. Expresó ante sus superiores la negativa a aceptar, como cristiano, que muchos niños mueran de hambre cada día mientras la riqueza de Colombia es concentrada en pocas manos.

Hoy, cuando conmemoramos el 50 aniversario de la muerte de Camilo, tenemos ante nuestro ojos una escalofriante estadística: Se estima que alrededor de 15 mil niños de la Guajira colombiana se encuentran en situación de desnutrición severa, por falta de recursos básicos”.

El cura sociólogo se integró al Ejército de Liberación Nacional, ELN, y murió en combate el 15 de febrero de 1966 en un lugar denominado Patio Cemento, en el departamento de Santander. Había nacido en Bogotá el 3 de febrero de 1929.

El mes pasado, con la “intención” de agilizar el inicio del diálogo con la guerrilla, el ultraderechista presidente de Colombia Juan Manuel Santos “ordenó” al Ejército buscar los restos del guerrillero. Por la trayectoria de Santos, sustantivo y verbo deben ser escritos entre comillas.

El coronel Caamaño

Francisco Alberto Caamaño Deñó, siendo coronel del Ejército de República Dominicana, se convirtió en leyenda en 1965 cuando asumió la dirección militar de una acción armada dirigida a restablecer la constitucionalidad derrocando al gobierno instalado tras el golpe de Estado contra Juan Bosch.

Esta guerra civil se tornó guerra patria con la grosera ocupación de Estados Unidos.

Durante el gobierno provisional encabezado por Héctor García Godoy, Caamaño fue objeto de persecución (la agresión al Hotel Matum en diciembre de 1965 iba dirigida en contra suya y de otros dirigentes), y en 1966, por orden de las autoridades nacionales, abandonó el país con destino a Londres.

En 1967, los organismos nacionales e internacionales de seguridad le perdieron el rastro. Se comentó que estaría en Suramérica. El Gobierno dominicano, en 1968 dijo no tener noticias suyas.

En agosto de 1969, en un cartel con su foto para fines de captura, las autoridades policiales de Mendoza, Argentina, asesoradas por la Interpol, difundían su fecha de nacimiento, 11 de junio de 1932, y además especificaban: "Altura: 1.80 metros. Peso: 87 kilos (pesaba 99, pero tenemos información de que perdió doce kilos durante su permanencia en Cuba en 1967), estado físico robusto y fuerte; ojos pardos, pelo negro ondulado, bastante calvo, cejas medianas, dentadura completa, dientes blancos bien ordenados; color de piel moreno, cara con fuerte influencia hispánica con leve indicación de ascendencia negroide, usa bigote angosto, tiene una cicatriz en la frente del lado izquierdo".

En cuanto a su personalidad, el cartel decía que "es muy extrovertido, con fuerte sentido del amor propio, obstinado y en ocasiones bastante bravucón, muy moderado en el uso de cigarrillos y bebidas alcohólicas".

Es este el pasaje más llamativo en la trayectoria de Caamaño entre 1967 y 1973. Del entrenamiento en Cuba y la articulación del movimiento guerrillero, mucho se ha escrito.

Poco menos de cuatro meses antes de cumplir los 41 años, el 16 de febrero de 1973, fue fusilado en las montañas de San José de Ocoa. Con el propósito de derrocar a Joaquín Balaguer, había retornado a la cabeza de una guerrilla que fue militarmente derrotada.

Las pertenencias que portaba quedaron en manos de oficiales como Juan René Beauchamps Javier, quien se quedó con el fusil, Castillo Pimentel se quedó con las botas y Raúl Almonte Lluberes con el reloj. La responsabilidad directa del fusilamiento recae, entre otros, sobre el entonces secretario de las Fuerzas Armadas Ramón Emilio Jiménez Reyes y el jefe de Estado Mayor del Ejército Enrique Pérez y Pérez.

Maquinaria de muerte

El grupo gobernante (en Colombia o en República Dominicana) orienta su accionar en una política diseñada en el centro del poder imperialista.

Esto hay que detallarlo como acusación y no como excusa.

En República Dominicana, balagueristas y neobalagueristas hablan de la intervención foránea para limpiar el nombre de Joaquín Balaguer; pero es preciso hacerlo para describir un gobierno surgido del colonialismo, corrupto, asesino y, por supuesto, entreguista. Un gobierno encabezado por quien, desde la década de 1950 fue identificado por los estrategas imperialistas como continuador del autoritarismo en ausencia de Rafael Leonidas Trujillo.

Se puede documentar o no la anécdota de que Balaguer dijo a los oficiales a su servicio que “en este país no hay cárcel para un hombre como Caamaño”, pero de cualquier modo el fusilamiento fue el resultado de una decisión política.

En cuanto a la muerte de Camilo Torres, la manipulación política del hecho es muy reveladora. La noticia fue difundida dos días después.

Para el gobierno de Guillermo León Valencia, constituyó un golpe a las guerrillas y había que sacarle provecho politiquero.

En Colombia, como en República Dominicana, los ejecutores fueron instruidos por la jefatura política para esconder el cadáver.

Con esta práctica, se trata de llevar a los pueblos el mensaje de que la esperanza está muerta y desaparecida, y al seno de los movimientos insurgentes la idea de que vale más desertar a tiempo.

Camilo desafió a la Iglesia y denunció a los terratenientes, Caamaño combatió con las armas y con la acción política al invasor y a la canalla criolla. Estaban en algún lugar en la lista de objetivos del poder. Ocurrió lo mismo con Raúl Reyes, Jorge Briceño y Alfonso Cano en la misma Colombia.

El poder local actúa pautado desde los centros imperialistas y esa pauta incluye la acción ante las amenazas.

Han cambiado los recursos, pero no la pauta política. Hoy, los drones han sustituido en alguna medida la intervención de los asesinos de carne y hueso, pero eso solo dice que en la época de Obama y Santos la maquinaria de matar es más eficiente que en la de León Valencia y Lyndon Johnson.

El poder imperialista actúa directamente en los escenarios de guerra, donde asesina a militares, militantes y civiles. Hay que ver la escandalosa lista de asesinatos con drones en Pakistán, en Afganistán y en otras zonas.

En la propia Colombia, decenas de guerrilleros han sido asesinados con armas, tecnología y logística suministradas por Estados Unidos o gestionada en Israel a través de vínculos tejidos en Washington.

Y para hacer más evidente la vinculación entre el elemento político y el elemento militar, ha sido descubierta recientemente la llamada Operación Desertor, dirigida por la Agencia Central de Inteligencia CIA para dividir y debilitar a las Fuerzas Armadas de Venezuela. ¡Otra vertiente del proyecto de destruir la herencia de Hugo Chávez!

En homenaje a Camilo y a Caamaño, hay que exaltar la firmeza y la coherencia, subir el tono, difundir en todas partes y elevar la calidad en cada exhortación a mantener los principios.

La mención de los nombres de Camilo y Caamaño constituye un toque a la subjetividad y un llamado a persistir… La consigna es no claudicar…


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