viernes, 3 de abril de 2020

BOSCH ANALIZA PROBLEMAS DE LAS ALIANZAS POLÍTICAS




He estado tres días hablando de lo que son los pactos y los acuerdos y los compromisos políticos.  Porque aquí se han estado haciendo muchas especulaciones sobre posibles pactos en que figure (…) porque se ve claramente, se nota, se siente hasta en el aire, que las masas del Pueblo, sean del partido que sean, quieren un acuerdo de unidad, quieren que los partidos y grupos que no son balagueristas o gobiernistas se unan para hacer algo, para librarnos de este gobierno que por un lado siembra varillas y cemento, por el otro hace millonarios a los ricos comprándoles lo que tienen por lo que no vale y por otro está dejando morir de hambre y de enfermedad a las grandes mayorías pobres. Y como el deseo de la unidad está en el aire, en la mente de mucha gente, he querido hablar de lo que son los acuerdos, los entendimientos y los compromisos políticos para que en caso de que…  se llegue a hacer alguno, que el Pueblo sepa a qué atenerse; que conozca nuestras ideas sobre estos asuntos. En política, todo lo que se haga a espaldas del Pueblo, escondiéndose del Pueblo, es seguramente malo y perjudicial para el Pueblo. Y de lo que pueden ustedes estar seguros es de que a nosotros no nos llevará nadie a nada que pueda perjudicar al Pueblo.

[En 1961] el 14 de Junio y la UCN se unieron porque ambos eran antitrujillistas, y ser antitrujillista era lo que a los ojos de los dominicanos parecía progresista y avanzado allá por los meses de julio y agosto de 1961; pero en un artículo mío que se publicó en la revista Life en español antes aún de que yo volviera al país, dije que en el futuro próximo era inevitable la división entre los seguidores del Dr. Viriato Fiallo y los de Manuel Tavárez Justo y lo dije porque aun desde afuera me daba cuenta de que los que seguían al Dr. Fiallo formaban el grupo económico y socialmente dominante del país y el grupo de los que seguían a Manolo procedía de la mediana y la alta pequeña burguesía con ideas políticas reformistas, que eran, entonces, ideas revolucionarias para el medio dominicano. Y digo todo esto para que nos pongamos claros en un punto: la sociedad, aquí y en todos los países como el nuestro, está formada por clases, no por partidos. Los dirigentes políticos que saben esto pueden ir tranquilamente a cualquier alianza; los que no lo saben, saldrán apaleados de cualquier alianza, aunque sus aliados sean ángeles del Cielo

Dominicanos: Anteayer terminé mi intervención en Tribuna Democrática refiriéndome a ciertos conceptos sobre las alianzas políticas que habían expuesto Radhamés Gómez Pepín y Antonio Emilio Ornes. Y hay que hablar de eso, porque es de muchísimo interés para este país, especialmente en estos momentos, que el Pueblo tenga opiniones bien fundamentadas sobre si conviene o no conviene que dos o más partidos y grupos se pongan de acuerdo, en momentos determinados, para llevar a cabo planes determinados. Por de pronto, volviendo a lo que dijo Radhamés Gómez Pepín sobre la alianza del 14 de Junio con Unión Cívica Nacional, conviene aclarar que esa alianza no fue planeada; no se estudió, no fue el resultado de un análisis de la situación nacional del momento (y ese momento fue más o menos de fines de julio de 1961 a febrero de 1962). Fue una alianza y sin embargo no fue producto de un acuerdo o un pacto. Fue una alianza porque las dos organizaciones, el 14 de Junio y la UCN, tenían casi casi un propósito común, que era el antitrujillismo, y por esa razón se confundían tanto en algunos aspectos que había miembros de UCN que en realidad eran catorcistas, aunque era menos frecuente hallar catorcistas que fueran cívicos activos declarados.

Al hablar del antitrujillismo que unió a los cívicos y a los catorcistas expliqué que el antitrujillismo podía tener sentido político mientras vivía Trujillo, pero no podía tenerlo ni un minuto más después de haber desaparecido Trujillo, porque el trujillismo no era un sistema ni una clase; el trujillismo era una forma pasajera y dominicana del sistema capitalista, y lo que quedó al desaparecer Trujillo fue el sistema, y contra lo que había que luchar era contra ese sistema, y mal podía lucharse contra ese sistema uniéndose, aunque fuera de manera práctica, de hecho y no mediante acuerdos o pactos, con los grupos que tenían el poder económico y social del país.

En la historia dominicana había dos antecedentes de alianzas políticas que nadie había estudiado y por tal razón no representaban una lección histórica para ningún dominicano; y al llegar aquí tengo necesariamente que detenerme un poco en este punto para decir que así como no hay dos vidas humanas exactamente iguales, ni aun cuando se trate de hermanos mellizos, así tampoco hay dos pueblos cuyas historias sean exactamente iguales. ¿Y saben ustedes cuáles son las consecuencias en la vida diaria de que ni aún tratándose de dos hermanos mellizos sus vidas hayan sido exactamente iguales? Pues las consecuencias son que sus experiencias no son las mismas; sus recuerdos son diferentes, sus maneras de sentir y de pensar son también diferentes, y por todas esas razones es completamente imposible que los dos se comporten de la misma manera ante un mismo problema. Esos dos hermanos pueden ser tan parecidos físicamente que hasta su propia familia los confunda, y sin embargo nunca serán exactamente iguales a la hora de actuar, porque ninguna vida es exactamente igual a otra y en consecuencia dos personas no podrán tener jamás el mismo comportamiento. Y sucede que lo que se ha dicho de dos personas puede decirse de dos pueblos. 

Nunca jamás se ha visto que dos pueblos tengan una historia igual, y por tal razón no puede esperarse que haya dos pueblos que se conduzcan en la misma forma. Ahora bien, si la memoria de un ser humano, todo lo que recuerda, es lo que le permite hacerse un juicio sobre las cosas a base de la experiencia que le han dado los hechos en que ha tomado parte, de la historia de un país es de donde puede salir la experiencia de un pueblo, porque la historia de un país equivale a los recuerdos de una persona. Pero eso sí, démonos cuenta de que así como es imposible que una persona forme experiencia a base de recordar únicamente lo que le pasó sin averiguar por qué le pasaron ciertas cosas y cómo hubiera podido evitarlas y hasta salir mejor de tal o cual situación, así la historia de un pueblo no le puede ser útil para aprender, si esa historia está hecha solamente de relatos de lo que ha pasado en el país sin que se explique, junto con los relatos, por qué pasaron tales y cuáles cosas y cómo hubieran podido evitarse o hacerse otras mejores; en dos palabras, sin estudiar la historia.

Algunos historiadores (es decir, los que escriben la historia) creen que los hechos que se dan en la vida de un pueblo se deben a que sus grandes hombres fueron malos o buenos o medianos o superiores, y consideran en consecuencia, que quienes realizan o ejecutan o hacen los hechos históricos son unos pocos hombres que sobresalen entre los demás.  Pero hay otros historiadores que no tienen ese criterio; que creen que los pueblos están formados por hombres, pero que los que actúan no son estos como individuos sino como clases, y que cuando en la vida política de un país se hace presente un hombre que sobresale entre los demás, ese hombre es el representante de su clase social, no el representante de él mismo, y como tal representante de su clase sus actos obedecen al interés de su clase, que naturalmente, resulta que coincide con su interés personal, pues si su interés y el de la clase que él representa fueran diferentes, entonces él no estaría representando a esa clase sino a otra. Ahora bien, sucede que, en determinados momentos de la historia de un país, una clase o un sector de una clase viene a ser el representante de los intereses y de los deseos de todo el Pueblo o de una gran mayoría del Pueblo; y lógicamente, el hombre que en ese movimiento represente o encabece a esa clase o a ese sector de una clase que está a su vez representando los intereses de todo el Pueblo o de una gran mayoría del Pueblo, pasará a ser el hombre más grande de ese pueblo. Pasará a ser su líder, su figura sobresaliente. Veamos el caso de Juan Pablo Duarte en los años que van de la fundación de la Trinitaria hasta la declaración de la Independencia de la República. 

En esos seis años, Duarte, miembro de la pequeña burguesía comercial e intelectual del país, se convierte, antes que nada, en el líder de la pequeña burguesía de la Capital, y como esa pequeña burguesía es la que va a organizar y dirigir en sus primeros momentos la lucha por la independencia, es natural que aquel que es su líder, esto es, el líder de la pequeña burguesía capitaleña, y además es el que la ha dirigido y organizado en la Trinitaria, se convierta en el líder nacional de su clase. 

Oigan bien eso, líder nacional de su clase, pero no de todas las clases del país, desgraciadamente, pasará Duarte a ser líder después que el Pueblo entero lo reconozca como Padre de la Patria, y eso sólo vino a suceder cuando ya él no estaba en el mundo de los vivos. Fijémonos, sin embargo, en que organizar y dirigir la lucha por la independencia no quiere decir hacer o llevar a cabo esa lucha. La pequeña burguesía dominicana de 1838 y 1844, y especialmente la de la Capital y algunos puntos del Sur, podía dirigir y organizar la lucha, porque era el grupo social más consciente del país en esos años; pero no tenía fuerzas para hacer la independencia. De eso se dio cuenta Duarte gracias a su instinto político, no a sus conocimientos, porque en esos tiempos ni él ni nadie tenía conciencia de que la historia se producía debido a las actuaciones de las clases; pero se dio cuenta, y eso es para nosotros lo importante, y comenzó a reconocer que para alcanzar la independencia de la República Dominicana, los dominicanos independentistas, o lo que es lo mismo, la pequeña burguesía organizada en la Trinitaria tenía que aliarse a la pequeña burguesía haitiana porque ese era el sector social de Haití que estaba organizando un movimiento para ponerle fin al Gobierno de Boyer, y sin ponerle fin a ese gobierno que tenía ya 25 años no se podía ni siquiera pensar en darle principio a la lucha para lograr la independencia dominicana.

La alianza de la pequeña burguesía dominicana de la Trinitaria con la pequeña burguesía haitiana antiboyerista dio sus resultados cuando estalló en Haití la llamada Revolución de la Reforma, que provocó la renuncia del presidente Boyer el 13 de marzo de 1843. En mi libro Composición social dominicana digo estas palabras: “En su aspecto armado la llamada revolución de la reforma se circunscribió a la parte haitiana; en la parte dominicana los actos revolucionarios comenzaron catorce días después de la renuncia de Boyer, y fue en la organización, la dirección y la realización de esos actos donde la pequeña burguesía dominicana tomó conciencia de su naciente autoridad política y social. ‘En muchos casos, aliados con haitianos de la pequeña burguesía que vivían en la parte dominicana y en otros casos aliados a figuras tradicionales de la sociedad hatera, los jóvenes líderes de la pequeña burguesía dominicana sublevaron algunos puntos y participaron en juntas de gobierno otros”. Aquí termino la lectura de lo que dije en el libro mencionado y paso a decir otras cosas. La primera de ellas es que la alianza de los trinitarios o pequeños burgueses independentistas dominicanos con los pequeños burgueses antiboyeristas o reformistas de Haití dio el resultado que esperaban los dominicanos; pero que inmediatamente después de haberse obtenido esos resultados comenzaba una nueva etapa de la lucha; comenzaba la etapa de la lucha que debía llevar a la pequeña burguesía dominicana de la Trinitaria o duartista a enfrentarse con la pequeña burguesía haitiana que había conquistado el poder mediante la Revolución de la Reforma. Es decir, los que fueron aliados hasta marzo de 1843 iban a pasar rápidamente a ser enemigos, porque como era natural, los nuevos gobernantes de Haití, por muy aliados que hubieran sido de los trinitarios dominicanos, no iban a permitirles a estos que declararan la independencia, así como así. Pero la situación de los trinitarios o duartista era complicada, porque ellos se habían organizado para hacer, para lograr, para conquistar la independencia de la parte dominicana de la isla, y no tenían fuerzas para hacerla o lograrla o conquistarla ni aun después de haber desaparecido Boyer.

Los haitianos, bajo el gobierno de Boyer o bajo el de los sucesores de Boyer, no iban a darles a los dominicanos libertad para que conspiraran por su independencia, y ocurría que el gobierno haitiano que había sucedido al de Boyer contaba con el apoyo de una parte del Pueblo dominicano, de un sector social muy importante, porque tenía prestigio y peso sobre el resto de los dominicanos; ese sector era el de los hateros.  

¿Quiénes eran los hateros? Los hateros eran los dueños de grandes hatos, y eran algo así como lo que hoy llamamos latifundistas y grandes terratenientes; y se llamaban hateros porque sus antepasados se habían dedicado a la ganadería, y la palabra hato, escrita con h, significa grupo de reses. Tener grandes extensiones de tierra en aquella época no significaba nada si se habla de riqueza, porque entonces la tierra valía centavos; pero socialmente sí era importante debido a que los hateros provenían de las familias de más prestigio que habían habido en el país desde la época de la llegada de los españoles, 350 años antes. Muchos de los hateros, o miembros de las familias hateras, eran empleados del gobierno haitiano, y el gobierno haitiano se apoyaba en el prestigio de esos hateros para mantener su autoridad sobre la población dominicana. Así, pues, para lograr la independencia, Duarte y los trinitarios tenían que separar a los hateros de los haitianos y aliarse entonces ellos con los hateros, y eso fue lo que hicieron en ese mismo año de 1843.

Fíjense ustedes cómo fueron los movimientos políticos de Duarte y de los trinitarios: Primero se aliaron a la pequeña burguesía haitiana para derrocar a Boyer, cosa que se logró; y después se aliaron a los hateros dominicanos para entre los dos sectores (trinitarios y hateros) quitarse de arriba al gobierno haitiano. Todo eso fue muy rápido, porque entre la renuncia de Boyer y la proclamación de la independencia dominicana pasó algo menos de un año, y precisamente por ser muy rápido y por otras razones, podemos decir que esos movimientos políticos fueron una obra de arte. Porque lograr la alianza con la pequeña burguesía haitiana para derrocar a Boyer podía ser fácil hasta cierto punto, pero darse cuenta de que había que aliarse a los hateros para enfrentarse a los haitianos no era ya cosa tan fácil. Para hacer eso hacía falta tener visión política, y Duarte la tuvo. Lo que le faltó a Duarte fue lo que tenía que faltarle, porque en esos tiempos no lo tenía nadie en el mundo; y hablo del conocimiento de cómo actúan las clases sociales.

Al idear y realizar la alianza con los hateros dominicanos, Duarte no previó, y no podía preverlo, que los hateros irían a la alianza con los trinitarios, es decir, con la pequeña burguesía independentista, pero con su plan particular; irían a la alianza para usar a los trinitarios, no para tratarlos de igual a igual.  

En la alianza de hecho, no planeada, no pactada, entre los catorcistas y los cívicos que iba a producirse 120 años después, pasaría como es natural algo semejante. Los hateros querían la independencia lo mismo que los trinitarios, pero la querían para ir ellos al Gobierno; los cívicos eran antitrujillistas lo mismo que los catorcistas, pero su antitrujillismo tenía una finalidad, que era usarlo ante el Pueblo para abrirse paso hacia el Gobierno. Y el antitrujillismo catorcista era un sentimiento hasta cierto punto romántico, aunque originado en lo que muchos de ellos habían sufrido en los días de torturas y de persecuciones de que fueron víctimas.

¿Por qué aceptaron los hateros aliarse con los trinitarios? Porque la naturaleza social del nuevo gobierno haitiano, del gobierno de la pequeña burguesía haitiana, era contraria a la naturaleza social de los hateros. La pequeña burguesía haitiana era lo que podría llamarse hoy progresista y los hateros eran lo que podría llamarse hoy reaccionarios. Esa pequeña burguesía haitiana que había derrocado a Boyer y le llamó a su movimiento Revolución Reformista, y para los hateros, la palabra reforma era pecado. Cuando se aliaron con los trinitarios los hateros hicieron bien sus cálculos y dijeron: “Juntos con estos sacamos de aquí a los haitianos, pero eso sí, los que van a gobernar vamos a ser nosotros”. Hay razones para pensar que el plan de deshacerse de los duartista o trinitarios aún antes de que se conquistara la independencia fue iniciado por los hateros, denunciando el movimiento trinitario al presidente haitiano Charles Herard, porque es curioso que estando ya para entonces aliados los trinitarios y los hateros, las órdenes de prisión que dio Charles Herard fueron contra trinitarios nada más, y no contra ningún personaje hatero. Duarte tuvo que salir del país, Mella fue preso, Sánchez se escondió y desde su escondite siguió trabajando por la independencia; pero cuando llegó el día de escribir el manifiesto de la independencia, su autor fue un conocido hatero, y cuando llegó el día de la independencia y el de la formación de la Junta Gubernativa, su presidente fue ese conocido hatero, y cuando llegó el momento de formar un ejército dominicano, cosa que sucedió inmediatamente, ese ejército quedó formado bajo la jefatura de otro hatero que fue Pedro Santana.

Y así fue como vino a suceder que los trinitarios organizaron la lucha y fueron los autores de las maniobras políticas necesarias para llegar a la independencia, porque sin la alianza de los trinitarios con la pequeña burguesía haitiana antiboyeristas, primero, y sin la alianza de los trinitarios con los hateros dominicanos después, no hubiera habido ni la más remota posibilidad de llegar a la independencia; de manera que la obra de la independencia hay que reconocérsela a los trinitarios. Pero eso sí, el poder lo cogieron los hateros, primero en la persona de Bobadilla y después en la persona de Santana. Y si alguien hubiera estudiado ese episodio de la historia dominicana tal como debe estudiarse la historia, viviéndola como un resultado de las luchas de las clases o de los sectores de clases, probablemente lo que les sucedió a los catorcistas en el 1969 no les hubiera sucedido, porque se hubieran visto en el espejo de la historia y ese espejo les hubiera enseñado que los que se alían no son los hombres ni los partidos, sino las clases, y como cada clase o sector de clase tiene sus intereses particulares y sus planes particulares, que van de acuerdo con esos intereses, hay que ir a las alianzas políticas con visión clara de todo lo que puede pasarle al que no sepa eso.

Pues sucede que el que no sabe es como el que no ve, y el que no ve está ciego aunque tenga ojos muy buenos, y para el que no ve todos los gatos son prietos; y eso no es verdad, señores; que hay gatos prietos, pero también los hay blancos y los hay barcinos, los hay grises y los hay café con leche. Los hay de muchos colores, menos de tres, porque los que tienen tres colores no son gatos, son gatas. En la historia dominicana hubo otra alianza, pero ya no dispongo de tiempo para hablar de ella hoy, de manera que será otro día. Hoy, del único tiempo de que dispongo es del indispensable para decirles: hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.

Juan Bosch

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