candido amanecer Municipio Sabana la Mar RD |
Antiguamente se usaba el candil para alumbrar los hogares. Sin su luz resultaba casi imposible la permanencia a ciertas horas. No tener un candil era sinónimo de acariciar a Morfeo tempranamente.
La luz ha sido razón de admiración, respeto y búsqueda por los siglos. Ha sido fuente de canciones, obras y hasta poemas. Ha sido inspiración para científicos, escritores y hasta políticos.
Pero, ¿qué se dice sobre el aceite que mantiene vivo el resplandor del candil?
Toda fuente de luminosidad requiere de un impulso, de una potencia, de un combustible, de un motivo que active su funcionamiento. Sin la motivaciónadecuada y suficiente, ningún mecanismo trabaja, no hay cosa o persona que no actúe sin el empuje de un motivo.
Todos le cantan al brillo, es decir, a la consecuencia, pero pocos se ocupan del motivo, es decir, de la causa de que ese fulgor exista.
El aceite es la motivación, es la gasolina que enciende el esplendor y justifica la existencia del candil. Sin motivo resulta imposible avivar la luz de tu alma, de tu mente, de tus acciones. Estar motivado te permite mantener enardecida la llama que alumbra el camino para el logro de tus metas.
Estar motivado trae una serie de beneficios a tu existencia. Son múltiples las consecuencias positivas de la motivación. A continuación te explicamos diez de las más importantes razones para aplicar esta herramienta:
Primera razón: disipa. Sin importar nuestro nivel educativo o clase social, todos somos susceptibles a la falta de motivación. Para evitar convertir nuestras vidas en un conjunto de deseos incumplidos es necesario insuflar motivación en tu existencia y disipar cualquier rasgo de desesperanzador.
Segunda razón: deseo. La motivación parte de un deseo o motivo que es lo suficientemente fuerte para inducirnos a acometer las acciones que nos permitan alcanzar los objetivos. Entonces, si estás motivado, tienes un deseo definido. Si no estás motivado, no posees claridad de propósito. En otras palabras, la motivación es un indicador perfecto de la tenencia del requisito primigenio del éxito: el deseo.
Tercera razón: acción. Debemos encontrar un sentido, un propósito a cada día. Vivir motivado es dar el impulso que siempre necesitamos para romper el frío de los motores emocionales, espirituales y mentales, motores que a su vez precipitan la acción, el entusiasmo y la actitud positiva que desde nuestro interior debemos concebir y mantener durante toda la jornada, día tras día.
Cuarta razón: compromiso. La historia ha registrado fidedignamente a grandes hombres que marcaron nuestra sociedad con su perseverancia y fuerza de voluntad. Ellos tenían un ideal que cumplir, una teoría por asentar, un sueño que compartir. Pero, ¿cómo lo lograron? La respuesta es sencilla: la motivación implica un compromiso que se expresa a través de estas dos distinciones. Es decir, la perseverancia permite mantenernos en el camino y sobreponernos ante los obstáculos y la fuerza de voluntad es la capacidad de acometer acciones desde la energía decidida al logro de los objetivos.
Quinta Razón: enemigos. La presencia activa y fuerte de la motivación aleja a sus enemigos naturales. La culpabilidad, el pesimismo y el miedo son antagónicos no solo de la motivación, sino que limitan cualquier posibilidad de éxito, crecimiento o desarrollo. Por lo que si los primeros son sus enemigos, los segundos son unas robustas, influyentes y beneficiosas amistades.
Sexta razón: disciplina. Al estar consciente de que la motivación es un proceso mental, podemos disciplinar la mente para mantenerla activa y ensanchar esta variable del comportamiento humano. Son muchos los ejercicios que podemos hacer para incrementar el poder de automotivación. Está en ti aprovechar los regalos de la mentalidad.
Séptima razón: capacidades. La motivación saca lo mejor de nosotros. Las capacidades del ser humano son tan grandes y tan infinitas que no bastaría ni el cielo ni el mar para que un hombre escriba lo que es capaz de lograr.
Octava razón: motivar. Resulta especialmente importante el beneficio colateral de estar motivados. Quizá el efecto secundario más relevante lo reciben las personas que tenemos cerca, ellos son impregnados por nuestro ímpetu, es como si recibieran pequeñas descargas eléctricas con las que poco a poco son reactivados y energizados.
Novena razón: reciprocidad. Después de motivados, ellos también desarrollan la capacidad de dar energía a su entorno, y por compensación divina nosotros empezamos a recibir sus descargas de electricidad e incrementamos así nuestros niveles de motivación. En otras palabras, se empiezan a construir relaciones interpersonales virtuosas.
Décima razón: honestidad. No nos podemos engañar al pretender creer que estamos motivados. Eso sería un gran error, debemos fomentar la honestidad y evitar la tentación del autoengaño. Sabremos si estamos motivados, si somos capaces de accionar de forma eficiente, si observamos cambios en la mentalidad, si palpamos un desplazamiento en las emociones, inclusive si obtenemos verdaderos resultados.
Siempre debemos vivir motivados, elevar nuestros pensamientos por encima de este mundo y desde una torre alta llamada motivo, desde el pináculo de la montaña de la motivación, observar con una nueva mentalidad, sentir con una nueva emoción. No es sólo la visualización, preparación y planificación del mañana, sino las tácticas, situaciones y acciones del presente.
El aceite para nuestro candil es el que mantiene la llama viva y ardiendo y trae calor para continuar moviéndonos en el mundo, para servirte a ti y a los demás con una entrega diferente, sincera y, aunque hayamos fracasado en algo, la llama continúa ardiendo en nuestro interior no se apaga, aunque el mundo esté envuelto en las más terribles crisis. La llama de la motivación mantiene nuestro impulso al crecimiento continuo.
“Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo”. Aristóteles.
Jaime Mora
Jaime Mora
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