Frank Peña
LA NIÑA MÁS BELLA
Por Dr. Frank Peña.
Nueva York, 11 de noviembre del 2015.
Hospedado en el Trump Taj Mahal Casino & Resort de Atlantic City, Nueva Jersey, el 31 de diciembre del 2014, faltando 10 horas para el Año Nuevo, leí una noticia cursi de la agencia EFE que produjo en mí melancolía, y de cursilería escribiré.
El cable afirmaba que Kristina Pimelova ---la foto adorna la presente entrega---, de 9 años, nacida en Rusia, es la niña más linda del mundo; que es hija de Ruslan Pimenova y Glikeria Pimelova; el primero futbolista, y la segunda modelo.
Teniendo la criatura 3 años, la madre la puso a trabajar como modelo de pasarela y de fotografía, y Kristina, súbitamente, fue foco de atención de modistos y fotógrafos europeos. A los 6 años, apareció en la portada de Vogue y desfilaba para marcas como Cavalli, Benetton y Armani, y los medios importantes la llamaron la niña más bella del mundo.
Arribó a la Navidad del 2014 con 9 años de edad, y con una cadena de escándalos alrededor. Por hacer comerciales, en que las fotos la mostraban en faldas y mostrando las piernas, se acusó a la madre y a las agencias de abuso sexual, y en Francia, por ley, se prohibió hacer desfile de pasarela a menores de 13 años.
La madre, terminando el 2014, manejaba la página Kristina Pimelova, en Facebook Español, con 3 millones de seguidores; también, una cuenta de Instagram con 1 millón de fans. Acabando de cumplir los 9 años, el diario inglés Daily Mirror, recertificó que Kristina Pimelova era la niña más hermosa del mundo.
Hasta aquí, presenté el resumen de la noticia; ahora, intentaré decir algo sobre la misma. Antes de cada Ser humano nacer, tiene asegurado varios senderos:
Grita por primera vez, como señal de que respira por sí mismo. Se hace huésped del mundo solo, desnudo, con cerebro, y los 5 sentidos; pero, durante un tiempo no razonará ni verá, escuchará, olerá, palpará, ni gustará. Adquirida la habilidad de razonar, el resto del camino se usa para competir y ambicionar. Y todo acaba con la muerte.
Partiendo de los estudios del sacerdote Mendel, en el siglo XIX, la ciencia ha demostrado que, al igual que en la flora, cuando se alumbra una bebé con él, también, llega al mundo una herencia de los padres, abuelos, y bisabuelos; cada niño que nace trae consigo un sello, una marca llamada gen o ADN, presente en cada célula.
Unas veces, la marca o gen es física o visible: parecido facial; color de la piel, ojos, y cabellos; y altura. En otras ocasiones, la herencia es abstracta: temperamento; cantidad de inteligencia; inclinación natural o vocación para un tipo de trabajo.
En casos excepcionales, la vocación heredada es a un grado de genio. Pero, sin importar que el bebé nazca genio, inteligente, o bruto, comienza el aprendizaje de la vida dependiendo de los adultos: padres, abuelos, tíos, hermanos mayores, maestros, etc.
En general, los padres piensan que sus hijos adolescentes, de escuela secundaria, son más adultos que sus otros hijos o niños de grados 5 al 8. Pero, cuando los padres salen de viaje y dejan la casa al cuidado de los hijos mayores, casi siempre los adolescentes se portan peor que sus hermanos menores.
Esa contradicción tiene una explicación. Los padres tratan a los hijos adolescentes como adultos sólo como pose, para compararlos con sus hermanos pequeños; y los chicos y chicas arriban a 15, 16, 17 y 18 años con cuerpos adultos, pero con mentes y emociones de muchachos; y cuando en el hogar, los padres les asignan papeles de adultos, esos niños grandes se alocan, no saben qué hacer.
El cable noticioso citado, no decía nada acerca de la capacidad escolar y/o artística de la modelo de 9 años Kristina Primenova. Sospecho que la madre ha usado a la hija, desde la edad de 3 años, como una mina inagotable, como un banco de belleza física. Desde que leí la noticia, me hago preguntas:
¿Habrá alcanzado la bella niña su propia meta? ¿Habrá descubierto su vocación natural, y habrá dedicado tiempo y esfuerzo para hacer realidad esa meta? ¿Se sentirá, esa chica, un Ser realizado? ¿O sentirá, dentro de su fama y fortuna, un gran vacío?
Mucho temo que la madre, por el afán de dinero fácil, haya formado, con su criatura, una futura mujer adulta y muy rica, pero padeciendo una oscura y profunda desesperanza.
FOTO: Kristina Primenova
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