viernes, 23 de octubre de 2015

Cambios que nos hacen cambiar






Heddel Cordero
La metamorfosis social y personal que experimentan las personas cuando cambian su posición económica es una realidad monda y lironda.
No sé si es un trastorno exclusivo de los dominicanos o es una “virtud” de los latinos o responde a un patrón común del comportamiento humano.

Lo cierto es que cuando se produce un ascenso económico en una persona, casi de manera automática, lo cambia todo: cambia sus gustos, cambia sus amigos, cambia los celulares, cambia su entorno y a veces hasta cambia su familia.

Se dejan victimizar por sus “logros” y en esa misma medida tuercen el rumbo de sus actos, creyendo que todo lo pasado era malo y que su nueva estatura los hace distintos.

Olvidan que una bonanza económica no significa ser otra persona ni le adiciona valores que lo hagan distinto.

Pienso que constituye una mediocridad humana la parejería social de los que se dejan deslumbrar por un cambio de posición económica. El problema de los magos inicia cuando empiezan a creerse sus propias magias.

Este tipo de gente vive de la simbología que proyecta un carro de lujo, una camisa de marca, una bebida costosa, un restaurant de lujo y unos amigos postizos con apellidos sonoros.

Olvidan que aunque coyunturalmente están en círculos sociales de status, no son oriundos de ese medio y por tanto son admitidos, pero no digeridos.
Regularmente se trata de personas afanosas que de manera desbocada aspiran a tener cada día más y más, no para ser mejor, sino para apabullar y mirar por encima del hombro a sus semejantes.

No soy sociólogo ni especialista en la conducta, pero este síndrome es digno de algún estudio que descifre nuestra verdadera personalidad y explique porqué cambiamos cuando cambiamos. 

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